"Experiencia única: una novela presentada por uno de sus personajes.
Con
ustedes, yo misma, Annmarie Shuít.
Después
contaré su función en el Welcome y en qué consiste esa fantástica ceremonia.
Esta presentación tiene que ser un Welcome, una bienvenida para Los mundos anteriores, tiene sentido que lo haga la
Shuít.
Pero antes, una confesión al
autor. No me siento culpable, porque
él me hizo trabajar de personaje
(me encanta), pero sin consultarme.
Engañé
a Nielsen. Le hice creer que iba a leer en el Kindle.
Para que me mandara el Word y subirlo a “Ella”. Me
pareció justo que una novela de ciencia ficción fuera comentada por
la IA.
“Ella”
no entendió un pomo. No pescó el humor, como decir que no pescó nada.
Incluso
después, cuando mejoré el prompt y le pedí que lo tuviera en cuenta. No
se dio cuenta de que no es una novela con humor sino de humor puro y duro.
Ríase
para no llorar.
LMA
es una novela de cf, por momentos completamente
delirante, por momentos clásica, por
momentos de cf dura, de la primera época, en la que era un must del
género información científica y tecno.
Empezamos
sumergidos de golpe en un futuro que es sobre todo presente, una exacerbación
del presente. Dentro de apenas 25 años, cuando muchas cosas han cambiado y
muchas otras siguen igual que siempre. Una Buenos Aires donde la tecnología ha
revolucionado la vida cotidiana por completo... pero
a veces no funciona. Donde ha revolucionado la vida cotidiana por completo… pero
no para todo el mundo. Donde por fin aparecieron esos autos voladores que nos
vienen prometiendo los futurólogos desde que yo era chiquita y de eso hace
mucho mucho. Donde los celulares se han transformado en pañuelos que
sirven tanto para conectarse a internet como para sonarse la nariz. Donde el
grotesco sirve como espejo
Perdón por espoilear, pero no hay otra
manera de meter a los presentes en el tema. En ese tiempo loco, futuro,
fallado, como fueron y serán todos los tiempos de la humanidad, una monstruosa
enfermedad: el hanta, derivado del cáncer. Mitad de la población. Surge “Viajes
que curan”, empresa de viajes en el
tiempo.
P,
alter ego del autor, vive en Villa Tesla. Enamorado de su Nane. Viajan al
pasado. Lilia hija de Nane
Un
pasado extrañamente alterado por estos viajeros del futuro. El único lugar
donde nadie se enfermó nunca durante el período en el que mandan a la gente en
sus avatares jóvenes. Donde Edison y Tesla compiten y se enfrentan y se pelean
como chicos, donde esperan a los viajeros con Houdini y con Julio Verne. No
menos delirante que el futuro-presente: los mundos anteriores. Un pasado muy
diferente del nuestro, que solo existirá en el futuro.
Y
en ese pasado está Annmarie Shuít, que nuestro autor describe así y ustedes me
van a decir si lo perdono: “Había una sola mujer que manejaba todo. Tendría
unos 50 años, supuso P. Rellenita, petisa, con abundante pelo castaño y cejas
negras. Nariz respingada”. En fin, lo perdono porque hay partes más generosas.
La novela
plantea preguntas éticas de alto voltaje emocional —¿quién tiene derecho a
vivir? ¿cuánto vale una vida? ¿cómo se mide el amor cuando el tiempo se vuelve
mercancía? — y lo hace con una prosa refinada, precisa y profundamente
empática. El mundo futurista que imagina Nielsen, plagado de avances como los
vehículos Tesla inteligentes, los pañuelos-multidispositivo y los viajes en el
tiempo a través del “Cilindro de Tipler”, es también un reflejo inquietante del
presente.
Su
personaje central, P, vive en una Buenos Aires futura rodeado de asistentes
virtuales, autos que conversan y casas que se transforman según el estado de
ánimo. Pero sigue cocinando a mano, detesta los huevos con yema en forma de
emoji y disfruta escupir carozo de cereza desde su terraza. Ese contraste entre
lo hiper tecnológico y lo entrañablemente humano es uno de los motores del
humor de la novela.
¿Es
una novela de amor? Sí. ¿Es de ciencia ficción? Sí.
¿Es de humor? Sí. Es de fantasía?
Sí. ¿Es de reflexión filosófica? ¿Es
sobre la enfermedad y la medicina? Sí
¿Es sátira social? Sí. Cualquier otra pregunta que se les ocurra: Sí. Es todo
eso y mucho más.
El
humor de Nielsen no se apoya en el chiste fácil pero a veces sí. Es luminoso,
ácido, irreverente, profundamente humano. Pero a veces es payasesco. A veces es
de tortas en la cara.
El
resultado es una novela profundamente original, que logra conmover y hacer reír
en la misma página, a veces en el mismo párrafo, como si Kafka se hubiera
cruzado con Woody Allen en un futuro diseñado por Philip K. Dick y decorado por
un diseñador de interiores del Mercado de San Telmo.
En definitiva, Los mundos anteriores es una novela profundamente original, que nos invita a reír mientras nos confronta con nuestros temores más íntimos. Una obra donde el humor se convierte en una forma de lucidez, y la lucidez en una forma de amor. Porque si besar, como dice P, “es el modo más hermoso de detener el tiempo”, leer esta novela es otra forma de detenerlo también: en el asombro, en la sonrisa, en la emoción compartida."
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