11.10.19

MI POEMA FAVORITO / ALEJANDRA KAMIYA

"Mi padre habla de los días después de la guerra. Nadie tenía agua, ni comida, ni casa, ni nada, dice. Él es tan delgado que podría quebrarse. Como la ramita de un árbol. No, él es un árbol. Se para con los pies paralelos y mueve las manos. Por momentos las deja caer a los costados de su cuerpo. Sí, caer, ése es el verbo. Como cuando dice que fue ese día en la estación de Shinjuku. Nada, nada, repite. Él, que pasaba los veranos en una casa de doscientos años en el bosque. Él que había usado trajes de seda. La seda de los gusanos, la que desaparece en el fuego. Dice, yo no comí a la mañana. No dice Yo no había comido esa mañana. Habla en presente. Siempre son en presente esos días. En la estación, parado, dice, un joven. Seguramente estuvo en el frente y no murió y entonces vuelve, dice mi padre, que tiene los brazos caídos a los costados del cuerpo y levanta uno. Un gesto limpio. Casi puedo ver una hoja de papel entre su pulgar y su índice. Arquea las cejas. Toda su cara se arquea de pena. Por favor, dice, por favor, compre mi poema. Un joven, dice, no tiene nada. Nadie tiene nada. Un joven poeta. Nadie puede comprar su poema. No tenemos ni monedas, dice mi padre. Yo quiero estar ahí y comprar el poema. Pero estoy aquí y el poeta ha muerto."

2 comentarios:

  1. Anónimo10:06 a.m.

    Excelente poema de Alejandra kamiya. Las imágenes se suceden enriqueciendo el texto. La emotividad está a flor de piel y la palabra se agiganta en su expresión literaria.

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