El amor es un robo -me dijiste una
tarde-
robamos y nos roban, y así pasa de modo
que en los senderos quedan nuestras mejores galas
resecas como lirios que marchitó el otoño.
Han pasado los años y de nuevo tu imagen
cruzó por mis ideas con la luz de un meteoro,
y mirando en mi abismo y hallando mucha sombra
recuerdo tus palabras: El amor es un robo.
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