30.4.14

UN TREN PUEDE OCULTAR OTRO (LETRERO EN UN CRUCE EN KENYA) / KENNETH KOCH

En un poema, un verso puede esconder otro verso,
como en un cruce, un tren puede esconder otro tren.
Eso significa que si estás esperando cruzar
los rieles, espera hacerlo por un momento
al menos hasta que el primer tren se aleje. Y así cuando leas
espera hasta que hayas leído la siguiente línea –
entonces es seguro proseguir la lectura.
En una familia una hermana puede ocultar a la siguiente
hermana, así que cuando estés cortejando, lo mejor es tenerlas todas al frente
de lo contrario al visitar a una te podrías enamorar de la otra.
Si eres mujer, un padre o un hermano pueden ocultar al hombre,
a quien has estado esperando amar,
así que siempre ponte de pie de la manera
en que las palabras se levantan frente a los objetos, los sentimientos y las ideas.
Un deseo puede ocultar otro. Y la reputación de una persona puede ocultar
la reputación de otra. En el patio un perro puede ocultar otro,
así que si escapaste del primero eso no significa que estés a salvo;
una lila puede ocultar otra lila y también un montón de lilas y sobre el Appia Antica una tumba
puede ocultar una serie de tumbas. En el amor, un reproche puede ocultar otra cosa,
una pequeña queja puede ocultar una mayor.
Una injusticia puede ocultar otra – una colonia puede ocultar otra,
un uniforme rojo chillón otro, y otro, una columna completa. Un baño
puede ocultar otro baño
como cuando, después de bañarse, uno camina en la lluvia.
Una idea puede ocultar otra idea: la vida es sencilla
oculta que la vida es increíblemente compleja, al igual que en la prosa de Gertrude Stein
una oración oculta otra y es otra al mismo tiempo. Y en el laboratorio
un descubrimiento oculta otro descubrimiento,
una tarde oculta otra, una sombra, un nido de sombras.
Un rojo oscuro, o un azul, o un púrpura – esto es una pintura
hecha por alguien llamado Matisse. Uno espera en el riel hasta que cruzan,
esos ocultos dobles o, en ocasiones, lo que se les asemeja. Un gemelo idéntico
puede ocultar otro. ¡Y puede que haya más ahí! El obstetra
contempla el Valle de Var. Solíamos vivir ahí, mi esposa y yo, pero
una vida escondió a otra. Y ahora ella se fue y yo estoy aquí.
Una madre vivaz oculta una hija atontada. La hija oculta
su propia vivacidad de hija al revés. Ellas están en una
estación de tren y la hija sostiene una bolsa
más grande que la bolsa de la madre y la oculta exitosamente.
Al ofrecerse a llevar la bolsa de la hija uno se encuentra a sí mismo confrontado por
la madre
y tiene que llevar esa otra bolsa también. Así que un tipo pidiendo aventón
puede abiertamente esconder otro tipo pidiendo aventón, y una taza de café
otra, también, hasta que uno está sobre excitado. Un amor puede ocultar otro amor
o el mismo amor
como cuando “te amo” de repente resuena falso y uno descubre
un mejor amor esperando más allá, como cuando “Estoy lleno de dudas”
oculta “Estoy seguro en cuanto algo, y es eso”
y un sueño puede ocultar otro sueño como siempre hemos sabido. En el
Jardín del Edén
Adán y Eva pueden ocultar a los verdaderos Adán y Eva.
Jerusalén puede ocultar otro Jerusalén.
Cuando alcances algo, detente para que pase
y puedas verlo plenamente. En casa, no importa donde,
los rieles internos son peligrosos también: un recuerdo
ciertamente esconde otro recuerdo, y de esto se trata la memoria,
la eterna reverberancia de las entidades que se contemplan. Leyendo
"A Sentimental Journey" miras alrededor,
cuando terminas, en busca de Tristram Shandy, para ver
si está de pie ahí, debería estarlo, más fuerte
y más profundo y oculto como Santa Maria Maggiore
puede estar oculta en iglesias similares de Roma. Una acera
puede esconder otra, como cuando estás dormido en una, y
una canción esconde otra canción, los golpes arriba
ocultan el golpeteo de la batería. Un amigo oculta otro, te sientas a
los pies de un árbol
con alguien y cuando te levantas para irte hay otro ahí
con el que hubieses preferido conversar. Un profesor,
un doctor, un éxtasis, una enfermedad, una mujer, un hombre,
pueden ocultar otros más. Detente para dejar que el primero cruce.
Te dices ahora es seguro avanzar, y eres golpeado por el siguiente tren.
Hubiera sido mejor esperar al menos
un instante para ver que se ocultaba ahí.

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