24.1.14

DOS FOTOS / FEINMANN

"Kennedy se ve debilitado ante los halcones republicanos y demócratas. Da, así, los primeros pasos de la guerra de Vietnam. Luego lo matan, luego matan a Robert –fornicar con Marilyn es hacerlo con la Muerte– e intensifican la guerra del sudeste asiático. ¿Querían una guerra? ¿Querían los halcones, los Curtis Le May, los Johnson, los McNamara, arrojar toneladas de napalm sobre Vietnam del Norte? Se los posibilitó Marilyn Monroe. Su gracia, su glamour, su sonrisa, su cuerpo ardiente y deseable, su sabiduría en la cama, todo eso llevó la muerte y la devastación de ese territorio, en camino al comunismo o más, pero con el que los medianamente moderados aún pensaban negociar o no ser tan desaforados en la masacre.
Aquí entra la otra célebre foto. La de la niña vietnamita corriendo desnuda por la carretera, quemada por el napalm, gritando: “¡Quema! ¡Quema!”. Dicen que esta foto terminó con la guerra de Vietnam. Es posible que la de Marilyn, no quemándose, sino sintiendo el aire caliente del subte, y exhibiendo todas las maravillas que su pollera solía cubrir, haya sido su disparador. Porque, entre tantos otros millones de seres humanos, los Kennedy también vieron esa foto y se juraron tener alguna vez a esa rubia tan deseable. También la ambición de Marilyn, una ambición bastarda, amoral, ayudó al incendio de Vietnam. Las dos mujeres de esas fotos son víctimas del sistema imperial capitalista. Pero una es una niña inocente. La otra es una rubia adorable, que el mundo aún ama, un icono del séptimo arte, pero una mujer tan confundida, metida en tantas malas causas, que, con muchos otros, pero de un modo estelar, llevó al país de la niña desnuda que grita “¡quema!” el fuego que la quemó."































contratapa de Página 12

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