18.12.20

PLANETARIO: LA HISTORIA DE UN EDIFICIO QUE DESLUMBRÓ A BRADBURY / REVISTA BRANDO

 













“Veinte años más tarde, el 26 de abril de 1997, Ray Bradbury vino a la Argentina y ¿qué pidió? Visitar el Planetario. El arquitecto y escritor Gustavo Nielsen lo recuerda en una hermosa crónica publicada en Radar. La escena parece salida de un cuento del novelista, aunque con dejos oníricos de estas pampas. Bradbury le escribió al director por ese entonces del Planetario, Antonio Cornejo, sobre sus ganas de conocer el lugar. En solo unas horas se armó una cena, con periodistas y figuras dispares, y "un catering modesto de carne y papas al horno", cuenta Nielsen. Bradbury llegó con un traje celeste a rayas finitas, camisa y corbata azul. La velada, sin embargo, careció de simpatía, por lo menos para el autor de la nota. Sin embargo, la suerte quiso que Nielsen olvidara algo y tuviera que volver cuando ya todos se habían ido. En silencio, marchó al salón de la cúpula y entonces oyó unos golpes adentro de un túnel. La imagen que sigue demanda que se cite el texto escrito en primera persona: "Arrimé un cubo de basura a la pared y me subí, para espiar por una rendija entreabierta de los revestimientos (del techo). En la penumbra interior del espacio entre cúpulas estaba Ray, calzado con sus botas de montar y su sombrero de cowboy. Amenazaba al empleado con un rebenque, desde lo alto de una escalera de gato. El empleado, desde abajo, le rogaba que bajara de ahí. Bradbury hizo palanca con el mango del rebenque en uno de los paneles de aluminio y metió la mano. Tiró con fuerza. El panel fue a parar con otro que ya estaba en el piso".

El 26 de abril de 1997, Ray Bradbury vino a la Argentina y pidió visitar el Planetario. Jamás sabremos cuáles eran sus intenciones, o por lo menos Nielsen no las revela. Pero el relato sirve para alumbrar uno de los secretos mejor guardados del Planetario, que al parecer Bradbury conocía bien: entre la cúpula donde se reflejan las estrellas y el techo hay un pasillo donde puede caminar una persona.”

La nota completa en BRANDO 


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