16.5.18

SÉPTIMA REUNIÓN DE LA CLÍNICA DE CUENTOS DEL GALPÓN ESTUDIO / QUINTA TEMPORADA

Un experimento en el día de hoy. Leí dos cuentos totalmente ortodoxos (hubieran sido aprobados por Poe o Quiroga), de autores argentinos contemporáneos, pero que se basan en premisas literarias diferentes. Ambos tienen finales imprevistos. Uno, el de Pablo Ramos, titulado "El día que te lleve el viento" y extraído del libro "Cuando lo peor haya pasado" (Alfaguara), empieza casi sin ingredientes, como si no fuera a pasar nada, y el azar lo va retorciendo hasta llegar al violento final. Es un cuento erótico muy extraño; misógino. El de Pía Bouzas, titulado "El mundo es un lugar maravilloso" y parte del libro del mismo nombre (Simurg), es un texto lleno de amenazas que van dirigidas hacia un niño. En cualquier momento, por el extraordinario registro del relato, puede pasar algo malo. Lo intuimos a cada renglón. El propio niño lo predice. Y al final pasa algo muy lindo, todo lo contrario a lo que pensábamos. Ambos cuentos llegan a un final sorpresivo por caminos diferentes. Dos ejemplos locales bien narrados donde el entorno se vuelve fundamental a la hora de mostrar la anécdota con crudeza y exactitud.

Leyó también Fernando, su ejercicio dialogado formulado sobre un cuento anterior. O sea, hizo lo que los escritores hacemos cantidad de veces: reescribir. Bajo otro punto de vista, tiempo verbal, o nuevas condiciones. No siempre el cuentista la pega de entrada al elegir el narrador o el tono. A veces hay que probar otras cosas. Creo que el cuento de Fernando acabó ganando en esta nueva etapa.

Claudio leyó tres capítulos cortos de su novela en ciernes. Dice no conocer el final. Los que lo escuchamos es como si estuviéramos leyendo por entregas. ¿Estaremos en buenas manos? Hasta ahora va bien... Igual me gusta mucho lo que Claudio quiere encontrar: su camino personal para contar. Es casi una búsqueda zen. Diez puntos en eso. Lo voy a ayudar, como siempre, en lo que más pueda, aunque mi método para escribir una novela vaya por la vereda de enfrente, la de saber todo de antemano. La de saber más, inclusive, de lo que vaya a salir en el libro.

Se armó una discusión cuentos vs novela que fue muy jugosa, a mi parecer. Es que cuento y novela son prácticas distintas. Donde el cuento termina, zás, puede empezar una novela. O no.

Cocinó el maestro Fernando, pan de centeno y budín inglés. Al pan de centeno, en el pasado, se le decía el pan de la locura, porque cuando el centeno germina tiene poderes alucinógenos. Por las dudas, no dejamos ni las migas. Pablo y Fabián trajeron el vino. También tomamos café.

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