"Cuando escribo la primera versión a mano, pongo todo lo que surge. Después tengo que depurar el exceso y corregir. Podar una novela de mil páginas y llegar a una de trescientas me lleva un par de años. También trato de ser claro y ameno. Me interesa hablar de un tema difícil de una manera sencilla. No escribo para ganar plata. No sé para qué lo hago. No entiendo a la gente que va a un taller literario. Es como ir a aprender a fumar. Es un vicio que me aleja de la realidad, lo que significa que dejo de hacer las actividades que me dan de comer. Sin eso sería más normal, pero soy un tipo raro, un freak . Esa rareza es la de mis novelas. No escribo para alegrar a alguien sino porque necesito hacerlo.
No recuerdo mi vida antes de escribir."
El repo completo en La Nación.
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