26.12.17

CHRISTINE BUSTA / ACEPTACIÓN


He heredado el bastón
de mi madre.
Su vida fue más dura que la mía,
y aun así lo necesitó
mucho más tarde que yo.
Ahora que me sostengo a mí misma con él,
aprieto una vez más la empuñadura
a la que en mi terquedad
tan a menudo me resistí
y oigo la suave voz de mi madre:
“Siempre supe
que nunca te cuidarías.
Hasta tal extremo eres mi hija.
¡Vamos! ¡Camina erguida!”

15.12.17

MI PERSONAJE FAVORITO DEL CINE: ¡YO! / ALFRED HITCHCOCK

"Ni Hollywood ni la televisión han mostrado interés alguno en mi personaje favorito, a pesar de que ha aparecido en todas mis películas. Es probable que lo conozcan: un hombre quisquilloso, aturdido y desconcertado; de baja estatura y obeso. Solía ser aún más gordo. Siempre lo interpreto yo y se ha convertido, por decirlo de algún modo, en mi firma cinematográfica. Su presencia es tan fugaz que es casi subliminal, lo cual significa que no siempre se tiene la certeza de haberlo visto. No tiene absolutamente nada que ver con el argumento. A lo sumo, es un rostro más del montón, un espectador, un transeúnte en medio de la acción, ajeno a todo lo que lo rodea. Ni siquiera es consciente de que, en el momento de su intromisión, alguien está planeando un vil asesinato; no sabe que el caballero que pasa en la calle va directo a estrangular a su esposa, que la casa que mira esconde un cadáver.
    A menudo me dan ganas de escribir un guión sobre él, de hacerlo protagonista. Naturalmente, nunca lo haré. Sin embargo, en la historia que imagino, es un músico, un intérprete de segunda en una orquesta de tercera. Ha interpretado el papel de músico en otras ocasiones. En Pacto siniestro, se lo puede ver cargando un contrabajo muy parecido a él. En Vértigo lleva un estuche que contiene algún tipo de instrumento de metal; en realidad (es un secreto del departamento de utilería), el estuche estaba hecho de madera maciza. En Intriga internacional, se está subiendo a un autobús, sin nada de instrumentos. Verán, es un timbalero, por lo que se le dificulta la tarea de transportar los instrumentos de un lado a otro. De acuerdo con el papel que le he dado en el film que jamás se producirá, toca el oboe. Tiene una esposa que es una arpía, amargada por tantos años de tratar de vivir una vida miserable y digna a la vez También tiene un hijo pequeño, que odia la música y que, cuando sea grande, quiere ser jugador de béisbol. 
   Es un hombre completamente frustrado. Está resentido: observen el petulante labio inferior, el entrecejo fruncido. ¿Quién lo puede culpar? Pensemos en la formación de un músico de orquesta promedio: los años que se invierten y el esfuerzo que implica. ¿Y cuál ha sido la recompensa por dedicarle la vida a la práctica, el trabajo duro y la disciplina cruel? Vivir en la oscuridad entre cientos de músicos anónimos. Antes, cuando era mas joven, en los tiempos del cine mudo, rozó el glamour. Tocaba el clarinete en una pequeña orquesta, donde acompañaba el sube y baja emocional del pecho de una famosa estrella de cine. Creo que fue ahí cuando lo conocí por primera vez (en esa época, yo trabajaba como director de arte en un estudio británico). Me impresionó su interpretación: estaba en la escena, pero no formaba parte de ella. 
   ¿Saben qué? En la vida real no soporto el suspenso y, como dije anteriormente, este personaje es real para mí. Llegados a este punto quisiera hacer un alto. Pienso con alivio en el guión de Intriga internacional, en el que Cary Grant y Eva Marie Saint trepan por los rostros del Monumento Nacional Monte Rushmore con el villano, James Mason, pisándoles los talones. Cary Grant se resbala y se aferra con las puntas de los dedos a la piedra. Aparece una mano en la pantalla. ¿Lo va a rescatar? No. Una bota cruel se alza y pisotea la mano desesperada. 
   ¡Qué divertido! 
   Y mientras tanto, ¿cómo le va a nuestro personaje real?"

12.12.17

CITAS DE LECTURA / SYLVIA MOLLOY

"Cuando todavía no sabía leer mis encuentros con los libros eran mediados por mi tía, que me los leía en voz alta. Recuerdo una colección de cuentos de hadas clasificada por tradición nacional: cuentos de hadas franceses, ingleses, alemanes y no recuerdo qué más. Durante años recordé mal los títulos de esa colección. En mi memoria eran cuentos de hadas francesas, inglesas y alemanas, es decir que la nacionalidad caracterizaba a las hadas  y solo por añadidura a los cuentos. Acaso tuviera algo que ver el hecho de que mi tía, de familia francesa, evitaba los cuentos ingleses porque le parecían demasiado brutales, prueba para ella de que los ingleses eran capaces de cualquier cosa menos de tener hadas.
La opinión, para la chica bilingüe que yo era, me divertía por lo escandalosa. Para la trilingüe en ciernes resultaba justa: las hadas francesas eran mucho más interesantes, más retorcidas. Las alemanas meramente brutales. No recuerdo que hubiera hadas españolas.
Vivir las lecturas
De las lecturas como actos de posesión: leo y me apodero de lo que estoy leyendo, es decir, encarno la voz del hablante, adopto su dicción, hago mía su circunstancia, lleno hiatos, invento situaciones, personajes, palabras. Leo y el texto se dirige solamente a mí, no existe sin mi lectura: yo le doy voz, le doy yo. Lo que dice Paul de Man de la autobiografía como acto de prosopopeya es finalmente aplicable a todo libro: con mi lectura doy vida a lo que no la tiene, personifico. Este libro es mío, soy su reproductora como Pierre Menard es autor del Quijote.
Desde muy chica emprendí gozosa estas apropiaciones. No sólo vivía a través de los libros, vivía los libros, los volvía performance personal. Creo que desde ese entonces de algún modo se hizo patente en mí, aunque no explícitamente, la noción de pose. Es decir, no sólo me identificaba con lo que leía sino que lo representaba: leer era actuar y actuar era ser yo.
Me veo un verano en Córdoba, en un lugar que no era nuestro habitual lugar de veraneo, un lugar del todo nuevo para mí en el cual no me sentía muy segura. Debo de tener unos diez u once años, estoy leyendo una vida de Chopin para niños. Veranea en el mismo lugar una familia con un chico más o menos de mi edad, que creo recordar se llamaba Quique (Puede ser que esté inventando este detalle). Nos hacemos amigos, le cuento la vida de Chopin que acabo de leer, le encanta, comenzamos a actuarla. Yo soy a la vez directora del espectáculo y Chopin; toco el piano, toso y escupo sangre. Él es Liszt, toca el piano, pero no tose ni escupe. Unas enormes piedras chatas en el jardín del hotel hacen de piano. Creo recordar una dramática huida a caballo perseguidos por los húsares, agregado vistoso que no creo estuviera en el libro. No teníamos quién hiciera de Georges Sand, mi hermana era demasiado chica y mi amigo de ese verano, a quien nunca más volví a ver, era hijo único."

11.12.17

HISTORIAS QUE SE SIGUEN ESCRIBIENDO / SOCOMPA

"Por ello apresuro esta reflexión final: no sé si hay un nuevo cuento argentino, pero los representantes de mayor edad de la antología (Fresán, Nielsen, Retjman) ya no tuvieron que asumir una posición de combate con figuras dominantes en el campo literario. No había ya que matar a Borges ni a nadie. Como en el relato de Coehlo, los narradores de un tiempo a esta parte ya no confrontan con sus padres, confrontan con sus impostores. El nuevo cuento argentino, bajo esta mirada, vendría a ser esa impostura de pensar que podemos seguir escribiendo cuentos como si nada, como si realmente nada hubiera pasado. Aunque haya pasado de todo. Y está muy bien."

Gonzalo Fernández Rozas, en Socompa.

8.12.17

LA ANTOLOGÍA DE ELSA DRUCAROFF / LA NACIÓN

"De Jorge Luis Borges y Silvina Ocampo a Francisco Bitar y Samanta Schweblin, pasando por Julio Cortázar y Angélica Gorodischer, la Argentina es un país de cuentistas. En el imaginario de los lectores quedaron grabados personajes e historias que, incluso, cautivan a públicos extranjeros. Dos de las narradoras argentinas más destacadas del presente, Samanta Schweblin y Mariana Enriquez, son ante todo cuentistas. Aunque las editoriales prefieren publicar novelas en vez de libros de cuentos, el género persevera y se nutre de contextos y realidades.
Ayer, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos se presentó El nuevo cuento argentino, antología que reúne cuentos de 24 escritores. Ocho son mujeres. La docente, narradora y ensayista Elsa Drucaroff estuvo a cargo de la selección y el prólogo, y la edición corrió por cuenta de la Editorial Universitaria de Filosofía y Letras (Eufyl). En la presentación, a aula llena, estuvieron presentes varios de los autores convocados y la antóloga, acompañada por Ana María Shua y los responsables del sello.
"Hay antologías que se apoyan en el gusto de quien las hace, y no me parece mal -dice Drucaroff a LA NACION-. Pero ésta es diferente: quiere dar una idea representativa de la producción que existe y forma un nuevo cuento nacional, ya consolidado." Entre otros criterios, primó que cada nombre de la antología tuviera publicado al menos un libro de cuentos. Otro fue que cada cuento ya hubiera sido publicado. "Evité trabajar con relatos inéditos escritos a pedido porque el libro compila el cuento que ya existe y quería elegir con libertad", agrega.
Una pauta evidente a la hora de seleccionar fue la edad de los cuentistas. Para Drucaroff, el nuevo cuento argentino nació, "calladito y con poca valoración de la crítica", en los años 90. "La primera y segunda generación de postdictadura tiene escritores y escritoras que vienen publicando desde hace tiempo, en un lapso de 25 a 15 años -puntualiza la autora de Los prisioneros de la torre. Política, relatos y jóvenes en la postdictadura-. Busqué nombres que fueran más cuentistas que novelistas, cuya obra estuviera más dedicada al cuento y se luciera ahí." La mayoría de los cuentistas tiene amplia trayectoria, como Martín Kohan, Gustavo Nielsen y Alejandra Laurencich."

6.12.17

LOS CUENTOS DE LA CUARTA TEMPORADA

"Un pedazo de carne", Jack London.
"El mejor regalo del mundo", Pablo Colacrai.
"El miedo de las vacas", Pía Bouzas.
"El lenguaje de los peces", Cristina Fernández Barragán.
"Los dos montones de tierra" y "El viaje circular", Rodolfo Walsh.
"El hombre lagarto", David Poissant.
"Los asesinos" Hemingway.
"Te recuerdo como eras en el último otoño", Bernardo Jobson.
"Fabricación casera", Ian McEwan.
"Las doce figuras del mundo", Borges y Bioy Casares.
"Caleidoscopio" y "El siguiente en la fila", Ray Bradbury.
"219 - La Sueñera", Ana María Shua.
"El problema final" y "La aventura de la casa vacía", Arthur Conan Doyle.
"Survivor", Vera Guaconi.
"Señora planta", Cecilia Ferreiroa.
"De eso no se habla", Llinás.
"La pelota", Felisberto Hernández.
Microcuentos de Jean Cocteau y Chiang Tzu, del libro "Literatura Fantástica Argentina", de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo.
"Siukville", Mario Levrero.
"La vida en el aire", Mariano Quirós.
"No oyes ladrar los perros", Juan Rulfo leído por el autor.

5.12.17

CARTOGRAFÍA DEL NUEVO CUENTO ARGENTINO / INFOBAE

¿Cuál es el presente de la literatura nacional? ¿Cuál es el aporte de las últimas generaciones que trabajaron sobre el género como cuento? 
¿Hay una renovación en esta manera de narrar? 
El nuevo cuento argentino es una antología que recoge relatos de Martín Rejtman, Patricia Suárez, Alejandra Laurencich, Gustavo Nielsen, Rodrigo Fresán, Guillermo Martínez, Pía Bouzas, Eduardo Muslip, Fabián Casas, Martín Kohan, Mariana Enriquez, Samanta Schweblin, Oliverio Coelho, Andrés Neuman, Marcos Crotto, Federico Falco, Virginia Gallardo, Pablo Dema, Bruno Petroni, Agustina Bazterrica, Azucena Galettini, Leonardo Novak, Pablo Ottonell y Gervasio Noailles.
Elsa Drucaroff —quien se encargó de la selección, las notas y el prólogo—
realizó un minucioso trabajo de decodificación analítica sobre esa gran masa 
de potencia literaria. 
Marcó el pulso de tres generaciones que, de alguna manera, cristalizan 
el presente de nuestra literatura. Si toda resistencia es optimista, entonces 
este libro bien a dar cuenta del panorama actual, lleno de matices y libertades, 
pero con una estética rica e intensa que no esquiva los reveses de la época 
pero que tiene una mirada singular sobre el devenir constante de una historia 
que los desborda. 
En esta entrevista con Infobae, Drucaroff habló de la cartografía del nuevo cuento argentino.

4.12.17

LIBROS DE TEORÍA INCORPORADOS EN LA CUARTA TEMPORADA

“El mudo” y otros textos”, de Carson McCullers, con prólogo de Fresán y traducción de José Luis López Muñoz, editorial Seix Barral.
“Dos mil quinientos años de literatura policial”, textos periodísticos de Rodolfo Walsh para Leoplán, Puntosur Editora.

“Cómo escribir un microrrelato”, de Ana María Shua, ediciones Alba.

1.12.17

PAN DULCE / FERNANDO ESPINOSA

Para cerrar el año con el típico postre de Navidad:

"5 PANesDULCes
Con mucha paciencia (2 días)

Ingredientes
Leche 300 cc
Cognac60 cc
Frutas abrillantadas 700 g
Almendras 300 g
Azúcar 500 grs.
Extracto de malta 2 cditas.
Huevos 4 Unidades
Yemas 4 Unidades
Ralladura de limón 2 cdas.
Levadura 100 grs.
Manteca 500 g
Nueces 200 g
Agua de azahar 1 cdita.
Harina 1, 800 k
Extracto de vainilla 2 cditas.
Pasas de uva 400 grs.


Aderezo
Sal  Una pizca

Preparación
- Macere la fruta abrillantada, cortada en trozos pequeños, y las pasas de uva en cognac,  durante 48 horas.
- Por la mañana, diluir la levadura en leche y agua. Agregar dos cucharadas de harina y una de azúcar. A las dos horas se convirtió en una espuma densa.
- Entibie la leche restante y agregue el extracto de malta para que se diluya (mantiene la humedad, no aporta sabor).
- En un bol ponga la manteca pomada, los huevos y las yemas. Mezcle muy bien con batidor metálico.
- Agregue la levadura y continue mezclando, incorpore la leche con el extracto de malta, el agua de azahar, el extracto de vainilla, el cognac, las ralladuras  limón y el azúcar.
- Bata con un batidor de alambre y añada poco a poco la harina tamizada.

COMENTARIO AL PASO: El resultado es una masa brioche. Da mucho trabajo amasarla. Parece que no fuera a juntarse nunca. Insista. Parece que le faltara harina (ni sueñe con agregar ni un poquito). Insista. Se pega en la mesa. Insista. Despegue con un cornette. Insista. De repente se empieza unir. Siga amasando. Por milagro queda una masa hermosa, tierna, perfumada, lisa.

- Deje levar cubierta con un lienzo en lugar tibio hasta que doble su volumen.
- Una vez leudada, estire con las manos sobre la mesa de trabajo enharinada, forme un rectángulo de 40 x 60 cm aproximadamente.
- Cubra con las frutas maceradas, las almendras y las nueces.
- Enrolle como un matambre.
- Lleve las puntas al medio, una la masa y vuelva a enrollar para distribuir las frutas.
- Corte 5 trozos de 1 k cada uno y acomode en los moldes para pan dulce y vaya a dormir.

- A la mañana siguiente corte la superficie de cada pan con un cuchillo afilado en forma de cruz.
- Pinte con huevo batido y cocine en horno moderado (180°), con un recipiente con agua en el piso del horno. Depende del horno. Puede cocinarlos simultáneamente. Tardan lo mismo; más o menos una hora. 
-Con un palito de brochete pínchelo hasta el fondo. Debe salir seco cuando está listo.
- Retire del horno y cubra con fondant o glacé royal, decore con fruta abrillantada y nueces.
-Yo hago la mezcla de azúcar impalpable y una cucharadita de jugo de limón para cubrirlo y que haga de pegote para las frutas."