Una novela fantástica. En el doble juego del término. Como género literario y como adjetivo calificativo.
No hay presente, sólo futuro y pasado. O, si prefieren, un presente en el futuro y otro en el pasado. En el primero se vive en una sociedad enferma, pero sofisticada tecnológicamente. El hanta, una especie de cáncer letal, ataca a los protagonistas. Una empresa de viajes ofrece salvación a cambio de quedarse con todos los bienes. Regresan a principios del siglo XX y con la vitalidad restaurada.
Capitalismo al mango.
Transitan la historia Edison, Tesla (enfrentadísimos), Borges por supuesto y, obvio, Bioy.
Toda la novela está atravesada por un humor exquisito y un lenguaje casi porteño. Entretenida y profundamente humanista.
323 páginas
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