21.10.24

EL EXTRAÑO CASO DE LA TERCERA PERSONA EN SALINGER / LILIANA HEKER


 “Hay casos en que el narrador solo narra su mundo exterior; no se asoma a sus pensamientos. Un ejemplo fascinante es “Un día perfecto para el pez banana”. En la primera parte, el narrador sigue a la protagonista, Muriel. Nunca entra en su conciencia; sin embargo, por los gestos y las palabras de ella durante una conversación telefónica fragmentaria y poco explícita, uno puede percibir su fastidio, sus problemas y algunos retazos de su mundo que permiten ir construyendo la trama. Por momentos, incluso, el narrador se mimetiza con su personaje: luego de informarnos que Muriel tuvo que esperar más de dos horas una llamada telefónica, nos dice: “Pero no perdió el tiempo. En una revista femenina de bolsillo leyó una nota titulada El sexo es divertido… o infernal. Lavó su peine y su cepillo. Quitó una mancha de la falda de su traje beige. Corrió un poco el botón de la blusa de Saks”. El narrador cuenta a Muriel con los códigos de ella. Uno entiende que ese narrador no es confiable en sus afirmaciones. Su idea de qué sería “no perder el tiempo” no es universal; pertenece a Muriel; cada una de las acciones señaladas, y la precisión con que se las enuncia -que la falda sea beige, que la blusa sea de Saks- vale no por la información en sí sino por lo que nos dice sobre la protagonista.”

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