“En la aparente confusión de nuestro mundo misterioso, los individuos se ajustan con tanta perfección a un sistema, y los sistemas unos a otros y a un todo, que con sólo dar un paso a un lado cualquier hombre se expone al pavoroso riesgo de perder para siempre su lugar, recita Edward. Y a continuación, sin detenerse y sin aclarar que se trata de otra historia -distinta o con un personaje diferente o igual, pero no el mismo-, comienza a hablarle a Paul del trabajo en el hotel, que, pese a que sólo lleva unos meses haciendo, tiene ya la impresión de que conoce desde hace años; le cuenta que cree haber descubierto que cada cuarto de hotel es la parodia de un hogar, una imitación en la que la distancia crítica de la parodia subyace al hecho de que las cosas que se ofrecen en ella, en reemplazo de las que el huésped encontraría en su casa, están miniaturizadas o exageradas hasta el ridículo: un televisor gigante, una cama innecesariamente grande, pastillas de jabón y botes de champú minúsculos, pequeñas botellas de alcohol en la heladera que prometen, a quien las tome, una resaca reducida y más bien llevadera: son todos testimonios de una vida pequeña y carente de relevancia, como cualquier otra, en la que la estancia en el hotel es un paréntesis irónico o fantasmal, ya que toda parodia es un fantasma, lo que equivale a decir que todo fantasma es una parodia, dice.”
7.12.23
PATRICIO PRON / HOTEL Y HOGAR
“En la aparente confusión de nuestro mundo misterioso, los individuos se ajustan con tanta perfección a un sistema, y los sistemas unos a otros y a un todo, que con sólo dar un paso a un lado cualquier hombre se expone al pavoroso riesgo de perder para siempre su lugar, recita Edward. Y a continuación, sin detenerse y sin aclarar que se trata de otra historia -distinta o con un personaje diferente o igual, pero no el mismo-, comienza a hablarle a Paul del trabajo en el hotel, que, pese a que sólo lleva unos meses haciendo, tiene ya la impresión de que conoce desde hace años; le cuenta que cree haber descubierto que cada cuarto de hotel es la parodia de un hogar, una imitación en la que la distancia crítica de la parodia subyace al hecho de que las cosas que se ofrecen en ella, en reemplazo de las que el huésped encontraría en su casa, están miniaturizadas o exageradas hasta el ridículo: un televisor gigante, una cama innecesariamente grande, pastillas de jabón y botes de champú minúsculos, pequeñas botellas de alcohol en la heladera que prometen, a quien las tome, una resaca reducida y más bien llevadera: son todos testimonios de una vida pequeña y carente de relevancia, como cualquier otra, en la que la estancia en el hotel es un paréntesis irónico o fantasmal, ya que toda parodia es un fantasma, lo que equivale a decir que todo fantasma es una parodia, dice.”
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario