“El escándalo de la sociedad culmina hoy con el escándalo
de la naturaleza. El cuadro se completa: ahora, y solo ahora, estamos en
condiciones de decir que sociedad y naturaleza pertenecen al mismo horizonte
problemático. No existen, como se creía antaño, dos contabilidades: por un lado
las cuentas con la sociedad y, por el otro, las cuentas con la naturaleza.
Ahora es evidente que si las cuentas con la sociedad no son exactas, tampoco lo
son con la naturaleza. Lo contrario, empero, es igualmente verdad: en el
contexto de una naturaleza en crisis, es decir, de una naturaleza con todos los
síntomas de una senilidad precoz, la sociedad se vacía fatalmente de toda
tensión hacia el futuro. Nadie quiere saber nada con un futuro tan carente de
futuro; porque a nadie escapa el hecho de que cuando la naturaleza esté
desnaturalizada hasta el punto de no poder garantizar la vida humana sobre el
planeta, la sociedad misma ya no tendrá sentido.”
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