“El Dome over
Manhattan de Buckminster Fuller –una inmensa campana traslúcida que cubre
todo el centro de Nueva York- es una
típica propuesta de suboptimización[i].
Sin embargo el hecho de que hoy, desde un punto de vista técnico, pueda ser
realizada, no nos dice absolutamente nada acerca de la situación ecológica del
hábitat que se desarrollará bajo esta cúpula presuntamente protectora. Y en
este sentido no llegan a tranquilizarnos ni siquiera las aseveraciones de que
tal ambiente estará provisto de instalaciones de aire acondicionado y de que
sus habitantes podrán gozar de las delicias de una absoluta neutralización
meteorológica. La idea demuestra, una vez más, la admirable fantasía de
Buckminster Fuller como ingeniero, pero, al mismo tiempo, su peligrosa
ingenuidad como ecólogo improvisado.
A este tipo de suboptimización, basado en el intento de
artificializar parcialmente el ambiente, se agrega otro, que parte de distinto
presupuestos. Es la suboptimización encarada por los ingenieros de sistemas provenientes de la investigación espacial.
Su enfoque consiste básicamente en un proyecto de
redistribución radical de las estructuras funcionales y operativas dentro de un
área determinada. El estudio más interesante que ilustra esa orientación es el
que han realizado los ingenieros de sistemas para la renovación de las
condiciones ambientales de California.
En 1964, Brown, entonces gobernador de California,
anunció lo siguiente: “Hemos decidido poner a prueba la teoría según la cual
los ingenieros de sistemas, que pueden hacer girar a los astronautas alrededor
de la Tierra en noventa minutos, podrían también lograr que un padre de familia
fuera a su trabajo y retornara de él más velozmente, así como disipar el smog para dejarnos ver más claramente el
cielo”.
Contrariamente a lo que se esperaba, los ingenieros de
sistemas de la industria y de la investigación espacial no respondieron a este
desafío con la propuesta de encapsular California: su respuesta fue más bien
mesurada y, en líneas generales, no invalidó las actitudes más convencionales
de los expertos en el urban renewal.
Solo en unos pocos puntos su exposición asumió un
carácter polémico. Ello resulta particularmente evidente en la propuesta de
invertir la relación trabajador-trabajo, o sea llevar el trabajo al trabajador,
y no a la inversa. A primera vista tal propuesta no parece muy original, o por
lo menos no muy diferente de la tendencia hoy ampliamente difundida de
trasladar los establecimientos industriales fuera (o muy lejos) de los centros
urbanos, cerca de los recursos humanos y energéticos más baratos.
Sin embargo, lo que proponían los ingenieros de sistemas
era algo muy distinto. En primer lugar, al proyectar su modelo, no tuvieron en
cuenta a los trabajadores en general, sino en forma particular a los empleados.
Por otra parte, la propuesta no pretendió llevar las oficinas cerca de los
empleados, sino la tarea de la oficina a la casa misma de los empleados; se
trataría, ni más ni menos, de desmenuzar el trabajo de oficina en tantos
lugares de trabajo como viviendas de empleados hubiese. De este modo la casa de
cada empleado se transformaría en una oficina
a domicilio, en una pequeña unidad laboral perfectamente equipada con
dispositivos técnicos de comunicación, cálculo y programación, mediante los
cuales el empleado podría cumplir a domicilio todos los trabajos de oficina, es
decir, todas aquellas tareas que implican procesos elaborativos de información:
recibir, clasificar, verificar, evaluar, descifrar, interpretar, archivar,
producir y transmitir mensajes.
De este modo los ingenieros de sistemas se proponían
alejar de las ciudades, si no a todos, por lo menos a gran parte de los
empleados que, como es sabido, constituyen el sector de la población, fijo u
oscilante, cuyo índice de incremento es el más alto entre todos los que hoy
inciden en la congestión de las grandes aglomeraciones urbanas.
A diferencia de otros modelos de utopismo técnico, en
este caso se proporcionaron detalles bastante precisos sobre la naturaleza y
funcionamiento de los dispositivos en cuestión.
Tampoco aquí se presentan dificultades técnicas de
realización. Pero en tanto que con el Dome
over Manhattan el estro tecnológico nos conducía a la aberración ecológica,
con el modelo desarrollado para California nos encontramos frente a la
aberración sociológica. En efecto, el alejamiento de los trabajadores de los
lugares de trabajo colectivo (hoy se habla de los empleados, mañana podría
incluirse también a los obreros) no puede ser visto como un hecho positivo. La
privatización del trabajo podría ser el comienzo de la desurbanización y, en
última instancia, la desocialización de los hombres. El hombre-masa, ya se
sabe, es manipulable, pero el hombre-aislado lo es todavía más.”
“Ambiente humano e ideología”, Ediciones Nueva Visión,
1972.
[i] La
suboptimización –según L. W. Hein- es
la optimización de una parte de la organización a expensas de la totalidad de
la misma.
Excelente artículo, no puede ser más actual
ResponderBorrarTal cual, tal vez hoy con los avances a nivel computadoras y velocidad de trenes balas sea posible una propuesta sana
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