“Todo el mundo puede testimoniar que el
placer del texto no es seguro: nada nos dice que el mismo texto nos gustará por
segunda vez; es un placer que fácilmente se disuelve, se disgrega por el humor,
el hábito, la circunstancia, es un placer precario (obtenido gracias a una
plegaria silenciosa dirigida a las Ganas de sentirse bien y que estas Ganas
pueden revocar); de ahí proviene la imposibilidad de hablar de ese texto desde
el punto de vista de la ciencia positiva (su jurisdicción es la de la ciencia
crítica: el placer como principio crítico).
El goce del texto no es precario, es peor, es
precoz; no se produce en el tiempo justo, no depende de ninguna maduración.
Todo se realiza de una vez y este arrebato es evidente en la pintura actual;
desde el momento en que es comprendida el principio de la pérdida se vuelve
ineficaz, es necesario pasar a otra cosa. Todo se juega, se goza, en la primera mirada."
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