Comimos flan casero. Pero no flan Casero.
Comimos el benigno flan de Moira Sanjurjo, nuestra repostera profesional (es
arquitecta, por eso lo de profesional). Odiamos el otro flan: el que trajo la
grieta, el que está lleno de mentiras pagas, el que hundió a la Argentina.
Empezar así la sexta temporada de la Clínica es una pequeña postura, casi
ingenua, ante el vandalismo despiadado de los macristas. El flan de Moira no solo es exquisito:
hace bien. No es lo mismo que el otro.
Con idéntico fin inauguré las lecturas con el
discurso que la querida María Teresa Andruetto dio en ocasión de la II Jornada de
Literatura para Niños y su Enseñanza en la Universidad Nacional de La Plata, el
7 de octubre de 2016. Se titula “Ficciones”, y pueden buscarlo aquí. Habla de
las mentiras de los apropiadores de bebés, del esfuerzo por construir
identidades falsas mediante la ficción, que –lo sabemos- puede servir para el
bien y para el mal. María Teresa está, como no podía ser de otra manera, del
lado del flan de Moira, del nuestro, desde siempre y para siempre. Hermosas,
ellas.
Se anotaron siete escritores, pero quedaron
seis. Eleonora, Lili, Lucas, Pablo, Fabián y Fernando, que faltó porque estaba
engripado. Dos son nuevos, los otros vinieron a Clínicas anteriores. Pinta ser
un grupo concentrado y opinador. Me alegro mucho por eso. Lili y Lucas se
presentaron leyendo la carilla que enviaron para la aceptación al curso, y yo
leí el cuento “Otra gente”, de Haroldo Conti. Hablamos sobre el punto de vista
del narrador. Tal vez ese sea el gran movilizador esta vez. Fabián leyó un
cuento de humor judío armado desde tres voces diferentes: la de un esclavo en
libertad, la de Dios y la de un arenque.
Como se habló de humor en la literatura, me
gustaría recomendarles el programa de Dani Guebel al que asistí y que acaban de
subir a la web. Está en You Tube, Canal de la Ciudad.
No sabía que iba a necesitar tanto tener la
Clínica de nuevo. Había decidido que la anterior era la última, pero cené con
Fernando y me convenció de hacer una más. “Como está la realidad,” pensé, “no
dan ni ganas”. Fer, mi amigo, llamó por su cuenta a los otros y complotó. Y
tenía razón: este es un espacio que debe seguir. Porque es nuestro club,
nuestra guarida, nuestro sofacito de lectura. Un espacio mínimo que sirve para
abrazarse un poco y resistir. Queremos a la Clínica. Vamos a seguir escribiendo
y leyendo: nuestro plan. Bienvenidos todos los que nos quieran acompañar.
Largamos de nuevo.
Buenísimo Gus. En tiempos jodidos está bueno conservar espacios que hacen bien. Y comer flan de los buenos. Faltó la reina, pero nos arreglamos.
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