Hoy hubo peli, además de las lecturas. El comienzo de “Nosferatu,
el vampiro” de Herzog tiene un corto con las momias de Guanajuato. Es la presentación
de la gran película del alemán, el mejor de todos los Nosferatus que se
hicieron. Van a poder ver a Klaus Kinski en un papel extraordinario. Este es el
link:
Para el taller nos sirven solamente los primeros dos
minutos y diez segundos. La historia es la siguiente: la tierra del cementerio de
Guanajuato, México, parece que tiene propiedades momificadoras. Cuando el
cementerio se llenó, los enterradores municipales comenzaron a desenterrar a
los muertos de tumbas que nadie cuidaba, con pagos atrasados e imposibles de
cobrar. Por ejemplo, un francés que murió en unas vacaciones y nadie lo reclamó
jamás. O un tipo que cayó en un tiroteo, y que ninguna familia fue a retirar de
la morgue judicial. Cuando desenterraron al primero, vieron que su cuerpo estaba
momificado. Así con todos. Niños, adultos, flacos, gordos. Hasta había una
señora que se movió adentro del cajón, porque la habían enterrado viva. Está toda retorcida. Los enterradores fueron parando los
cuerpos adentro de una especie de depósito bajo tierra: no supieron qué otra
cosa hacer. La voz se empezó a correr y la lúgubre gruta pasó a ser un lugar
obligado de visitas para el morbo popular. Le dabas una propina a uno de los
enterradores y te dejaba bajar la escalera de caracol.
Herzog fue uno de los visitantes. Fue con una luz y una
cámara oculta y tomó todas esas capturas horripilantes. Bradbury también fue de
visita, y terminó contando la historia más macabra de ese cementerio: la del
turista que dejó a la mujer allí parada con los otros, después de que se
muriera de un ataque cardíaco. Dicen que la mujer bajó a la gruta, caminó hasta
el final y no pudo desandar el camino del ataque de pánico que le dio. Y se
quedó ahí. El cuento se llama “El siguiente en la fila”, y es el que leímos
después.
Hoy todos esos cadáveres están en el museo de momias de
Guanajuato; yo los vi cuando viajé. El enterrador es el que te lleva de visita y te va
contando las historias.
El cuento es largo pero vale la pena
Después leyó Pablo, un cuento acerca de un personaje
especial. Para comprender la construcción de una especialidad, y del destino
que engendra todo lo especial, recurrí a otra obra maestra: de Julio Llinás (el padre
del director de cine), “De eso no se habla”.
Comimos tartas que nos trajo Fernando Espinosa, cocinadas
por él. Una de berenjena y tomates secos y otra de corazones de alcaucil, con vinos aportados por Pablo, Fabián y Fer. Blancos y tintos, que no son para pintar.
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