16.12.25

LA ÚLTIMA CLASE DE LA CLÍNICA Y LOS DESEOS DE MARIANO DUCROS / OPINIÓN

“Volví en el 2025 a la Clínica de Cuentos de Gustavo Nielsen. Este miércoles fue el último encuentro del año. Y como siempre lo pasamos súper. 

 Gus leyó dos cuentos de un libro próximo. No puedo revelar demasiado para respetar el secreto de lo inédito, pero sí puedo aventurar que como en otras cosas que he leído de Nielsen en sus tramas la observación aguda, precisa (y muchas veces íntima) del corazón de las personas y las cosas, convive con un sonoro desparpajo y la brújula fabuladora de toda buena escritura: el infinito y mas allá.

 Con Nielsen uno solo sabe con precisión dónde empieza, pero nunca (por suerte) dónde termina.

 Durante el brindis en el cuarto del Galpón hablamos de la corrección política y Gustavo señaló que "esa es una preocupación de los humoristas, no de los escritores".

 Y mientras saludábamos en la puerta con la promesa de algún próximo encuentro en un futuro (espero) no muy lejano, me fue ganando la intención de esto que ahora pongo en palabras; lo que me ha dejado esta experiencia de aprendizaje y escucha:

1- No escribimos solos.

2- Escribir un cuento es muy difícil. La dificultad consiste en no ser redudante, en ser sintético. 

4- Hay que leer los cuentos de Isak Dinesen que refutan lo anterior.


3- Antes de escribir hay que escuchar o, también, escribir es una manera de ir escuchando.


5- No olvidarse de Flaubert: “…la palabra humana es como un caldero rajado sobre el cual tocamos melodías para hacer danzar a los osos cuando quisiéramos enternecer a las estrellas”


4- Quiero a las personas de este grupo que escribe porque tienen el valor de romper la comodidad del silencio y de compartir lo que saben para ayudar al otro.


5- Un maestro no enseña qué palabras poner (a veces sí) o qué palabras sacar (a veces sí), sino qué palabras son útiles al propósito de la historia.

 Y finalmente:

6- Que la felicidad nos agarre escribiendo.”

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