“El Almamula es una mujer de vida silenciosa, de vida mala. Pero generalmente se la culpa de que vive con un hermano, que es lo más común. Y se dice que se transforma de noche. Y va, y come las majadas, y hace mucho daño. Y para poderse salvar ella, porque se desfigura en mula, algún hombre corajudo le tiene que cortar la oreja. Entonces se salva de eso. Pero si la han herido en otra parte, amanece al otro día en cama, acostada, ensangrentada, en fin en donde la han herido, ya sea de bala o con cuchillo. Y así ya saben quién es.
Ella pasa de noche por los caminos, al galope y echando
fuego por la boca y las narices, bufando y arrastrando cadenas, impresionante.
Y por el camino que ella pasa, un hombre corajudo, escondido, si le corta la
oreja, la salva.
En el Departamento Figueroa sabía y hasta se contaba de
una señora que vivía con el mismo hermano, y un día amaneció herida. Y una
noche la encontraron que se entraba en una majada. Y ya se habían perdido
varios animales. La encontraron en forma de mula y la tuvieron que herir. Y al
otro día amaneció herida, pero así se salvó. Pero al poco tiempo murió. Ya
cuando han sido descubierta, pierden todo su poder. Eso es lo que pasó.”
Rafael Bravo, 58 años, Santiago del Estero, 1970.
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