“—Resulta que viajé con Crónicas
marcianas en el bolsillo —comenzó Nane—. Pero llegó en blanco, sin los
cuentos. La batería de Litio que también traje, sin embargo, retuvo las
palabras escritas: indicaciones de voltaje, marca, numeración. No entiendo qué
puede haber pasado.
—Otro libro tal vez hubiera llegado correctamente.
De Crónicas marcianas se dice que es un Jinn.
—¿Un qué?
—Es una expresión utilizada por Igor Novikov, que a
su vez la sacó del Corán — explicó Morel—. Un Jinn es un objeto fabricado
mediante una falacia temporal. Dicen que Bradbury no podía llegar con la entrega
del libro en el plazo estipulado. Se había gastado el anticipo y las prórrogas,
y tenía problemas con su mujer. Le quedaban dos semanas. Entonces viajó un año
al pasado en una máquina del tiempo y se hospedó en un hotelucho de mala
muerte, donde alquiló una máquina de escribir. Trabajó en sus marcianos y
volvió al presente con el libro redactado. Para su vida solamente había pasado
un minuto.
Nane frunció la nariz, como si no le creyera.
—La otra versión es que viajó un año hacia el
futuro y compró un ejemplar de su propio libro en el comercio —siguió
explicando Morel—. Cuando volvió al presente no tuvo más que pasar las páginas
impresas en su Remington. Las dos semanas le sobraron para la tarea. En ambos
casos pudo entregar a tiempo.
—Entiendo —dijo Nane—. Es un objeto nacido de una
paradoja.
—Algo así.
—¿Y usted cree que Bradbury puede haber viajado en
el tiempo?
—A Bradbury le creo todo —dijo Morel.”
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