17.10.24

SEXTA JORNADA DE LA CLÍNICA DE CUENTOS DEL GALPÓN ESTUDIO / ALEJANDRO ZAMBRA Y LAS MARIACHIS


Este miércoles, folclóricos nosotros, tocamos Zambra. De mi esperanza ya no hay, por la realidad política de acá. Pero en Chile hay, todavía. De los cuentos de Alejandro elegí “Mis documentos” como primera aproximación. Es buenísima su novela “Poeta chileno” y sus otros libros “Bonsai”, “La vida privada de los árboles” y “Tema libre”. Para los que quieran saber más acerca de todos estas publicaciones, pueden ir a la nota que alguna vez escribí sobre la obra del amigo del otro lado de la cordillera. Para los que solamente quieran leer unos buenos cuentos busquen, además del que nombré: “Larga distancia”, “Verdadero o falso” y “Gracias”. De nada.

La comida la hicieron funcionar las chicas, que van ganando ampliamente en las noches famélicas de Chacarita. Gaby trajo una picada de queso, cherry y aceitunas, pero trajo a su hijo Andy de visita para que se comiera la picada. Así No-é, dijo el león, al pie del arca. La estrella indiscutible de la noche fue Fabiana, que cocinó unos sanguchitos de carne al horno insuperables. Pueden ver la foto de las dos reinas, junto a los dos tintillos que nos tomamos, aporte de Andy y de Fabián.


A Fabiana, además, le tocó leer. Encaró un interesante cuento corto –"Jacinta”- que tiene algunos problemas de persona. En su manual “La trastienda de la escritura”, Liliana Heker llama a la tercera persona de forma misteriosa: “El extraño caso de la tercera persona”, como si fuera un cuento de Agatha Christie. Mañana y el lunes voy a postear unos fragmentos de ese capítulo que dejan todo claro. También noté un esfuerzo de Fabi por mantener la oralidad de una trabajadora paraguaya, abundante en “qué” y “que”, y acompañada por un exceso de diminutivos. A Abelardo Castillo una vez le preguntaron por la voz de sus personajes, y él no se mostró partidario de la exageración. Recomienda llevar el artificio al mínimo. Y agrega:

(…) en “Patrón, yo no utilizo todo el tiempo el lenguaje del campo. Al comienzo del cuento un personaje dice, simplemente, “tas preñada”. Y ese “tas” hace que el lector después lea “colorado” como “colorao”. Fijate el lenguaje de Rulfo. Un “ahorita” o el sonido de los nombres propios, ya son Jalisco.

Pablo le criticó la falta de conflicto, y a mí me parece que “Jacinta” tiene un conflicto feminista con su novio, que le quiere decir qué hacer y cómo hacerlo y ella no lo va a aceptar nunca. Lo que pasa es que no está del todo claro todavía; lo tiene que acentuar. A mí me pasó con el cuento “Turf”, para el que tenía todos los secretos juntos, pero le faltaba el conflicto, que al final logré superponiendo al manual de trucos el tema intachable de la lealtad entre el protagonista y el niño que le vende la “Todo a ganador” y “El Día” en la entrada del hipódromo. Está en "La fe ciega", editado por Páginas de Espuma.

Pablo también escribió un cuento bastante logrado que lleva el título de “Yo primero”. Tiene los defectos que suelen tener los cuentos de Pablo, pero esta vez muy amenguados. Con una pequeña corrección bastará.

La semana que viene vamos a compartir una Clínica desierta: van a faltar tres colaboradores, con aviso. ¡Se fueron de viaje y nos dejaron acá! Voy a ver si traigo al amigo de los vinos que no pudo venir al principio, y a una cocinera que se iba a anotar, pero se arrepintió. O contrato una banda de mariachis, mecacho. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario