ROBERTO CALASSO / PRIMERA ESCRITURA

 “Siempre escribí a mano con una pluma estilográfica el primer borrador. Después lo pasaba en una Lettera 22 para las versiones sucesivas. Me parecía lo más obvio del mundo, como beber en un vaso. Con el advenimiento de la computadora di un paso atrás, limitándome a la pluma estilográfica. Tenía y tengo la suerte de pasarle el manuscrito a mi asistente Federica, que lo convierte en un documento digital. Una de las pocas ventajas de la edad. Hoy, sobre tres mesas bastantes largas, veo tres Lettera 22. Parecidas a animales en letargo. Una -azul- era mía, otra -verdosa- heredada de Bazlen y otra más -gris metálico, con caracteres en cirílico- que perteneció a Brodsky. Eso no es todo: debo confesar que en un rincón, en sus estuches, hay otras tres, anónimas.

Sé muy bien que esto parecerá irracional o pedante a casi todos, pero pienso que un cierto modo de escribir no es compatible con el ordenador para el primer borrador. Lo que sucede más tarde no difiere de una corrección de pruebas normal, que es, por otra parte, indispensable. Esto no vale, sin embargo, para la primera redacción o las primeras intervenciones. Ahí necesito ver todas las correcciones, incluso el modo en que quedan dispuestas en el espacio de la página, además de los agregados en los márgenes y los pasajes eliminados. Es un hecho visual que el ordenador es incapaz de reproducir. Puedo imaginarme a algunos moviendo la cabeza y diciéndome: “Todo eso también se puede hacer con el ordenador”. Sé que nunca lograré convencerlos -y, aún más claramente, se que ellos jamás me convencerán-. Otro argumento: la inmaterialidad virtual de cualquier pantalla exalta las imágenes, como en los años gloriosos del cine, cuando las salas se parecían a templos babilonios que convergían sobre una epifanía blanca y negra; pero debilita la palabra, que exige un fondo opaco, resistente -papel o arcilla o piedra-. El movimiento de la mano que escribe sobre el papel es una extrema, miniaturizada variante del de la mano que dibuja. Mientras que el repiqueteo de la mano que teclea se parece al de un reloj.”