30.11.22

UN POSTEO DE VERA FOGWILL EN EL FEIS / LA PELI DE MIL QUINIENTOS


 “Llegó ese día que parecía nunca iba a llegar. Correr a último momento después de tantos años de cargar con el peso de poder terminar la postproducción. Nunca permití que nadie subiera nada a las redes hasta que supiéramos que se terminaba, algunos rompieron el acuerdo en el mismo rodaje porque viven en este mundo, realidad de la que estoy apartada por elección. Realmente fue un viaje rodeado de gente amada, de un equipo de fierro y que ¡admiro tanto! Muchos están en mi vida desde la infancia, otros desde la adolescencia, otros desde la juventud y algunos se sumaron a este delirio hace tres años y medio cuando iniciamos la preproducción. Filmar en Madrid, en menos de 5 noches, las más cortas del año, que coinciden con el solsticio de verano incluyendo la noche de San Juan, que empezaban a las 23.30 y que el sol salía a las 5. Pocas horas para una película nocturna, rodada en un piso con las ventanas abiertas, donde la noche no se quería simular. Con más de cuarenta grados y con alerta por la ola de calor, con Ceci Roth y Maricel Álvarez con vestuarios de invierno, sudando no sólo por el calor sino por su roles, donde dejaron todo. Pero con el tiempo justo para hacer tomas únicas. Ninguna igual, sin improvisación, todo calculado con un texto a rajatabla pero con la intuición a flor de piel, con la libertad de cambiar algo, hasta un final. Los permisos que me di por ser además la guionista y la productora. No tener que consultar nada a nadie. Cuando empezó el rodaje les dije a todos: "este es un espacio sagrado y no tenemos que responder a nadie, y menos hacerle caso a un algoritmo que daría mal de antemano. Podemos hacer lo que queramos: propongan, arriesguen. Arruinemos todo si es necesario, para que aflore lo que tiene que salir. Dar espacios de libertad que ya no hay. Dispuesta a perder todo y feliz porque es lo que tengo, esa especie de delirio de embarcarme en riesgos de todo tipo, que jamás quisiera cambiar. Mezclados con los 35 años que llevo en esta industria donde hice de todo y fui aprendiendo de a poco, con errores sí, pero desde mi mirada nunca se puede no equivocarse y en la equivocación aparece la magia. Porque dirigir es decir que no. Aparece eso y decís -o gritas- “¡no!” y luego llega lo que tiene que llegar. Y acá estamos ahora estrenando la película, recién salida del laboratorio, en el Festival Clase A "Tallin Black Nights Film Festival", en Estonia. La película forma parte de la Competencia Oficial en la nueva sección de la crítica especializada "Critics Picks". Una sección especial enfocada en las películas más radicales, un lugar para el cine de autor donde curaron obras de arte y ensayo. En unas horas estamos presentándola por primera vez ante el público. Es raro, es como parir. Es poder verle la cara al monstruo que creaste haciendo nada, con una idea que es como coger, pero que a veces te insemina y crece, se convierte en un embarazo y podés abortarlo o dar a luz. Una productora y gran amiga Vero Cura me dijo hace muchos años: "Las películas se terminan cuando uno las abandona" y es algo que me propuse nunca hacer pero que costó mucho. La sensación es que me puse unos guantes de boxeo para esquivar todos los golpes y también tuve que dar un par bien merecidos. ¡Gracias infinitas al equipo maravilloso de película! Todos hicimos esta película. El cine es un arte en colaboración (Ripstein le agregaría gritando a esa frase: en colaboración "¡pero conmigo!", al menos eso anoté en una clase magistral suya en el ENERC hace 30 años). Pero sí, soy la autora, la que imaginó, la que pensó y escribió, la que no tiene miedo porque el arte es el único espacio donde el peligro se va porque al momento de razonarlo no es tal, no pasa nada si las cosas no salen bien y si salen bien tampoco es algo tan trascendente. Pero se convierte en una experiencia vital, sobre todo si en ese camino largo uno se rodea de gente tan talentosa y espectacular, de profesionales de primer nivel, de buenas personas y de amigos por siempre. Aun me rio recordando ciertas caras de rodaje: "¿Pero qué está haciendo esta mujer? ¿Por qué no corta? ¿Por qué quiere poner eso ahí? ¿Por qué y por qué?"... Y yo no sabía, así que no podía explicar nada, estaba escuchando mi intuición, que es algo que no tiene lógica y de lo que siempre trato de estar en sintonía. Taparme los oídos y escuchar esa voz interior que es más sabia que yo. Para poder hacerla, tuve unos amigos geniales, que aportaron con la financiación, amigos laburantes a los que no les sobra nada, pero que es evidente estaban más locos que yo. No pedimos fondos al INCAA, ni al ICAA ni apoyos, ni laboratorios, nada de eso. Por ahora es una película migrante ilegal, sin nacionalidad. Es que quién nos lo iba a dar si la primer pregunta que tenés que completar en cualquier ayuda es la motivación y mi respuesta hubiera sido: "porque se me canta el orto", "no tiene razón de ser". No denuncio la pobreza, no hablo de los pueblos originarios ni de femicidios, tampoco del tráfico de drogas o de blancas, ni de la chica de pueblo que llega a la ciudad, menos de los ricos que sufren un robo feroz. Tampoco es LGTB y el resto del vocabulario. No es la película que representa el cine latino (algo de eso si se toca en la película). Lo único en que podría estar en sintonía con estas épocas de buena suerte es que soy una autora mujer, pero la verdad siempre tuve bastantes huevos. Por lo cual mi genero hace tiempo que está en jaque mate. Pero, sí es una conversación, el lugar donde para mí habita la violencia cotidiana. De a poco iré contando cómo fue, quién es cada uno, por qué los convoqué, cómo fuimos haciendo esta pequeña bomba atómica (sí, creo que lo es). Una vez una maestra, la enorme Susana Naidich, cuando yo tenía una audición de teatro a mis 17 años y me habían dado un formulario para puntearme en todo (danza clásica, canto gregoriano, actuación griega y así muchos más) viendo que lloraba porque en todo era un cero, se enojó y me dijo: "vos siempre ponete diez, para desvalorarte están los demás". Jajaja, ¡la peli es un mil quinientos!”

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