"(...) yo creo que la oralidad está también en el narrador, no sólo en los diálogos. Yo estaba ayer leyendo un hermoso cuento de Nielsen, el amigo de Piglia, que se llama "El café de los micros". Salió publicado en España. Y yo veía que Nielsen falla en los diálogos. El lenguaje del narrador te mantiene en vilo; sin embargo, cuando quiere dejar de narrar y poner la narración a cargo de los diálogos, los diálogos suenan artificiales. Es la historia de un padre que va con el hijo en un auto viejo por la ruta a la madrugada, cagándose los dos de frío, y el padre quiere que el hijo aproveche el viaje para estudiar el manual de inglés o la tabla del nueve, y el pibe quiere escuchar Hendrix. Y entonces, en este cuento que, por lo demás, es maravilloso, Nielsen falla en narrar con diálogos. Si yo fuera profesor de Letras, con el sueldazo que ustedes tienen, les daría autores que enseñan a narrar con diálogos. ¿Qué autores? Cae la noche tropical, de Puig, es un tratado sobre el tema. Yo no soy un chico culto, no fui a Letras, me recibí de sociólogo, pero no creo que haya alguien que me pueda dar otro ejemplo como el de Puig donde el lector, después de leerlo, tenga el recuerdo de un relato a partir de la lectura de 300 páginas de diálogos. Dos minas hablan, no paran de hablar, y uno va viendo sin embargo el cielo, las estrellas, el anochecer, la gente que va por la vereda. Hay que leer muchas veces eso para no cometer el error que comete Nielsen. "Dijo (Fogwill), levantando la tacita de café y encendiendo un cigarrillo ... "
Gracias Luciano Lamberti, por el descubrimiento.
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