5.4.19

TEATRO / JORGE ACCAME

Mi querido amigo,
lo vimos todos.
Estuvimos allí. Es inútil hacernos los tontos.
Fuimos por las planificadas calles,
entre los faroles dispuestos cada cinco metros.
Charlamos sobre nuestro día,
las chicas rieron.
Llegamos al teatro iluminado,
buscamos las entradas reservadas en boletería,
y tomamos un café en el bar.
Cada cosa fue tal cual la habíamos previsto.
Dieron sala y entramos,
nos sentamos en la platea de terciopelo rojo.
¡Una noche perfecta!
Bajaron las luces, tomé la mano de mi chica
y se extinguieron las voces y las risas del público
como si hubieran caído desde un acantilado.
Por unos segundos el silencio fue un corazón
palpitando en la oscuridad.
Entonces sucedió:
El actor entró. Pisó el escenario,
las tablas crujieron.
Y cambió de golpe la arquitectura de nuestra sangre,
el metabolismo del cosmos.
Y el orden ya nunca fue el mismo.

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