“La función principal de la censura ideológica actual no
es aplastar la resistencia –pues de eso se ocupan los aparatos represivos del
Estado-, sino aplastar la esperanza, denunciar de inmediato que el final de
cualquier proyecto crítico es algo parecido al gulag. Eso es lo que Tony Blair
tenía en mente cuando hace poco preguntó: “¿Es posible definir una política que
sea lo que yo denomino posideológica?” En su modo tradicional, la ideología gira en torno a la conocida expresión:
“¡Has de ser tonto para no darte cuenta!” Has de ser tonto para no darte cuenta…
¿de qué? Del elemento ideológico suplementario que da sentido a una situación
confusa. En el antisemitismo, por ejemplo, has de ser tonto para no darte
cuenta de que “el judío” es el agente secreto que maneja los hilos entre
bambalinas y controla la vida social. Hoy en día, sin embargo, en su
funcionamiento predominantemente cínico, la propia ideología imperante TINA
(las siglas en inglés de “No hay alternativa”) afirma que “has de ser tonto
para no ver”… ¿qué? Que el cambio radical no tiene ninguna esperanza.”
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