24.11.17

DÉCIMO SEGUNDA REUNIÓN DE LA CLÍNICA LITERARIA DEL GALPÓN ESTUDIO / TEMPORADA CUATRO

 Fin de fiesta con bombos y platillos. Además de los de siempre, nos visitó el artista plástico Felipe Giménez, y me trajo un cuadro de regalo. Y nos ganó a todos al pimpón, con sus remates imbatibles. Solamente le pude ganar un partido, y deduzco que me lo regaló como a su cuadro, para que lo volvamos a invitar. Su estrategia surtió el efecto deseado: les cayó re simpático a todos  (lo es), por lo que lo volveremos a ver cada vez que venga a Baires, si él quiere (trabaja en Sierra de los Padres, Mar del Plata). Por suerte en campeonato de metegol salimos invictos con Fernando, que no se olvidó nada de sus días de Ateneo Marista de Morón.
Hice asado, todos trajeron vinos, Débora y Pablo se ocuparon de la picada, Nicolás y Fernando de las ensaladas, Jonatan de las cervezas y las gaseosas, Fabián de los souvenires. Me tocó un libro que Fabián jura librazo: “Samurai”, de Hizako Matsubara. Siempre sus recomendaciones resultan acertadas. Fernado también nos trajo un regalo de su último viaje a Salta: unos señaladores de plata con forma de cactus. Preciosos. Y cocinó su manjar especial: el pan dulce; desde acá le pedimos la receta, porfa. La arquitecta Moira Sanjurjo anduvo sacando fotos y nos ofrendó su exquisito marquisse de chocolate. Otro manjarete.
Para justificar lo literario de esta Clínica, leyó Fabián su cuento deportivo. Se lo caucheamos entre todos (ja, ja). Después escuchamos en silencio el cuento de Rulfo “No oyes ladrar los perros”, en la voz del autor. Pueden hacerlo acá:


La frase final, en su voz, desahucia. “No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza”.

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