La cuarta reunión coincidió con el cumpleaños de Mariana Rodríguez, la inmensa poeta del divorcio, de unos posts más abajo, Lo festejamos con sanguchitos de miga, Coca Light, café, budín y mini torta de azúcar con vela. Arranqué leyendo el cuento "Cambio de luces", uno de los últimos de Cortázar, y algo de teoría que está en la obra crítica recopilada por Alazraki y Yurkievich. Va una pastilla de 1962:
"...la única forma en la que puede conseguirse ese secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial."
Después leyó Mariana un cuentazo, "El mensaje", y discutimos sobre el valor de un peligro, o monstruo, o enigma sin resolver pero que está tan expuesto que resulta mejor que resuelto. Como el resucitado de "La pata del mono" o algunas descripciones de Lovecraft. Ilustré con "La salvación", de Isidoro Blaisten. Seguidamente Pablo leyó otro de sus cuentos en fase Felisberto Hernández, al que le retruqué con "No es una línea recta", de Gandolfo. Finalmente leyó Fernando un cuento que nos hizo pensar bastante, acerca de una cautiva entre los indios. Le falta algo de precisión, pero lo va a sacar. Y, ya fuera de horario y de programa, leyó su cuento de fantasmas en el que salíamos los miembros del taller. Él se la dio de espíritu para bardearnos. Muy bien Fer poniéndole garra al asunto.
¡Feliz cumple Mariana!
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