Se presentaron más de 30 postulantes, al final cerré con 7, y tal vez más adelante venga un octavo. Hasta ahora son dos mujeres y cinco varones. Hay buen nivel. Comencé leyendo un cuento de Schweblin, el que ganó el premio Radio Francia Internacional, y seguimos con algunos cuentos de los presentes. Fernando Espinosa leyó un muy crudo "Padre", al que lo llenamos de ideas. Todos se prendieron en la discusión. Siguió Mariana con "Grisaduras", un cuento demasiado cerrado y bueno para agregarle cosas. La chica escribe muy muy bien, aunque a su cuento le falte un poco de contenido, ese peligro delicioso que tienen los grandes cuentos (como el de Samantha). Cerró la noche Pablo, con un afilador que es un Fausto. Le falta, pero lo va a lograr, es un cuento con pasta.
Como siempre, para una corrección es mejor el borrador que la pieza final.
A Fernando lo mandé a releer "No oyes ladrar los perros", de Rulfo, y a Pablo los cuentos de Felisberto Hernández. Leí también, con el propósito de ilustrar las explicaciones, "Muebles El Canario" y un cuento muy corto de Fresán en Historia Argentina: "El asalto a las instituciones".
El tiempo se nos pasó volando.
Comimos pepas y alfajorcitos de maicena con dulce de leche, y bebimos café.
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