1.6.15

SHARON OLDS / BESTIARIO

Resopla, las orejas atentas,
nuestro hijo me pregunta si la gente puede aparearse con
los animales. Le digo que rara vez
ocurre. Frunce el ceño, piel y
dermis y pezuñas y hendiduras y apéndices y
dientes y colas son torbellinos en su mente.
Se podría hacer, me dice, no queriendo
que el mundo se le cierre de ninguna
forma. Hablamos de elefantes
y periquitos, hasta rodar por el
suelo, riendo como hienas. Demasiado tarde
me acuerdo del amor -doy marcha atrás
y trato de meterlo con calzador, pero no es
lo que él quiere. Tiene siete años,
sus intereses son la hidráulica, poleas, trampillas que
se abren de golpe en un costado del cuerpo,
entradas y salidas. Congestionado, sin aliento,
se muere por la física, piensa en linces,
águilas, pitones, mosquitos, chicas,
mira curioso la creación
con ojos prácticos, quiere saber
exactamente cómo se hizo el mundo para recibirle.

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