-¿Adónde estás, Babu?
-Acá.
La voz de su abuelo no le daba miedo, aunque estuviera muerto.
-Indicame.
-Un poco más a la izquierda –dijo la voz.
Felipe se movió. La bruma casi no lo dejaba oír.
-Otro poquito, y hacia delante. Agarrate de mi mano.
Le dio impresión. Vio la punta de una rama seca y negra, con las uñas larguísimas enroscadas sobre sí mismas, como esqueletos de caracoles vacíos. Felipe la tomó temblando. La voz se acentuó.
- Otro poco a la izquierda, más cerca del cartel… ¡Agarrate de mi mano, Felipe, por favor!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario