1- La esquina curva, un gran logro urbano del
academicismo en Buenos Aires, recuperado también por el movimiento moderno: si
en la esquina hay que doblar, el plano que mejor lo hace es el que copia la
dirección del cordón. Y que los almohadillados de las fachadas nos acompañen.
2- Un medallón vacío es un escudo anónimo,
que venera la nada. Como tener marcos sin cuadros. A lo mejor, adentro, tienen.
3- Las pilastras tronco piramidales se
llaman estípites. Son españolas. Los capiteles dobles, corintio arriba y jónico
abajo, clásicos. Me hace acordar a las tortas de casamiento que no terminan
nunca, y tienen todos los pisos simpáticamente decorados con manga.
4- Esto parece portugués, porque las
aplicaciones se asemejan a los azulejos de la arquitectura portuguesa. Pero
también tiene pilastras giradas a cuarenta y cinco grados que no sé de dónde. Y
tampoco, quizás, importe demasiado. Los elementos de estas fachadas están
pegados sin reglas, sin saberes académicos. No son un manifiesto. Son el juego y
el gusto de constructores anónimos. Sus nombres no salieron en revistas, sino
en las fachadas, a un costadito, arriba de los timbres.
5- La mezcla de estilos es un pacto de
homogeneidad. No es que haya estilos clavados en los designios originales, hay
una especie de pegatina que da al pasaje la característica feliz de un collage
infantil. La altura casi regular de las construcciones contribuye a serenar el
paisaje urbano.
6- Acá se rompe la línea municipal de la
cuadra. Todas las otras fachadas se levantan exactamente en la línea que separa
el espacio público de la vereda, del espacio privado de las casas. Esta, de un
dudoso gótico, da un paso hacia atrás y tiene que poner una reja.
7- Dos casas chorizo vecinas, italianas. Se
llaman chorizo porque las piezas iban agregándose una a una en hilera, como
chorizos, a medida de que al inmigrante le fuera entrando plata. Una versión
más under dice que las primeras casas
construidas para la venta eran de unos tipos llamados Boccicio-Rizzo, y la
gente te mandaba a hacértela con ¡Bochiorizo!
8 - La medianera nos habla de que allí está
Cabildo, la avenida. Con su tráfico, sus comercios. El único edificio
verdaderamente alto de la cuadra. Para entender este complejo asunto urbano que
nos compete a los porteños, ir urgente a ver la película de Gustavo Taretto,
actuada por el gran Javi Drolas. Y mejor aún que la película: consíganse el
corto, del mismo autor. El caso de “Medianeras” es el de un cuento convertido
en novela. Algo que hacemos a veces los escritores, pero que al final es un
error: si el cuento estaba bien, ¿por qué alargarlo? La secuencia inicial en el
corto o en el largometraje es la misma: una joya del cine.
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