1.1.12

MI DESEO PARA EL 2012 / CLARÍN


Bienaventuranza”.
Siempre quise poder escribir esta palabra en alguna parte y nunca me lo permití, así que ahora aprovecho. Suena a nombre de estancia en Quitilipi, a película de cowboys hecha por un argentino radicado en Miami, a geriátrico de Moreno, a supermercado chino de Belgrano, a nombre de casa de vacaciones en Miramar. Es una palabra que ya no se usa, pero cuando yo era chico todas las tarjetas traían escrito “Bienaventuranza, dicha y felicidad en el año que comienza”.
Me gustaría poder rendirme así a una palabra. Decir “socotroco” o “sarasa”, por ejemplo, y que ustedes lean automáticamente “buen fin y mejor principio”. Y que el deseo de bienaventuranza para este año signifique “que no se acabe el deseo”, y que todos lo entiendan sin que yo tenga que explicar nada. “Que el deseo se convierta en sexo calentito, divertido y saludable, abundante en caricias y besos. Si se puede, con amor incluido. Si no se puede, quevachaché: con algo que aparente ser un poco de amor”.
“Bienaventurados los que copulan con cariño, porque de ellos será el Reino de la Satisfacción”.