27.10.11

TE TENÍAMOS POR UNA PERSONA DE BIEN, HASTA QUE TE VIMOS CON SANDALIAS / RICARDO PALMIERI

Fuiste, sos y serás siendo
una persona ejemplar.
Por ejemplo, un decir.
Un prohombre, un héroe
doméstico, de bronce barrial.
Un ser con ideas
ideológicas.
Comprometido con la vida,
el pensamiento y tu novia.
Uno de los pocos que escriben
con el codo
lo que dicen con la mano.
Nunca habríamos pensado
eso de vos.
Pero te vimos.
Y ver para descreer.
Sandalias a tus pies.
¿Te parece bonito?
¿Qué significa ese
estilo hiposo,
sesentista con varios
lustros de atraso?
¿Por qué esa franciscana
sinceridad
de mostrar los dedos
al descubierto?
La independencia
no pasa por ahí abajo.
Una ojota nos parece
menos hipócrita.
O descalzo es más
libre, más en contacto
con la realidad.
Este paso en tu vestir
plantal deshace un camino.
Claro, claro, la seriedad
es otra cosa.
Aunque lo sentimos en el alma
por las veredas que te
vieron pisar.
Una zapatilla, ¿no sería
más popular?
Un mocasín. ¿No te pusiste
a pensar?
No podemos. Nos es imposible
conciliar esa media agua
de la sandalia.
Ese andar como los podólogos
nos trajeron al mundo,
mezclado con la
mordaza de cuero flor.
La libertad, qué maravillosa, ¿no?
La libertad. La libertad.
Tus pies están ahora
tras rejas de vaca muerta en
curtiembre.
Eras una persona de bien.
Ahora sos uno más.
Como te apreciamos
nos queda una última advertencia
para este otoño:
sería una tragedia
sandalia con media.

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