28.6.10

LA NO LINEALIDAD DE LOS DESEQUILIBRIOS / MARCELINO CEREIJIDO

Hay una relación entre el número de obreros que construyen una casa y el tiempo que tardan en terminarla. Todos hemos oído alguna vez la tontería de que la matemática miente, puesto que si 20 obreros hacen una casa en dos años y 40 obreros en uno, 20.376.000 obreros la harían en un minuto. Dentro de cierto margen, uno puede acelerar la construcción en forma directamente proporcional al número de obreros: con 20 se termina en dos años, con 40 en un año, con 80 en seis meses... Pero llegará el momento en que, ya sea porque se molestan unos a otros, porque lo que deben hacer unos es posterior a lo que tienen que hacer otros, o por mil razones más, el aumento del número de obreros no va a apurar las cosas. Llegará incluso otro momento en el que realmente no se podrá trabajar en medio de tanta gente y, al aumentar el número de obreros, la construcción no sólo no se acelerará, sino que se hará más lenta. La velocidad de construcción no guarda, pues, una relación lineal con el número de obreros. En algún punto, esa linealidad `se pierde del todo.

De la misma forma, la ley de Ohm afirma que si tomamos un hilo conductor y le aplicamos cierta diferencia de potencial entre ambas puntas (un desequilibrio), hará el proceso de fluir, digamos, 1 ampere de corriente eléctrica. Si el desequilibrio es doble fluirán 2 amperes; si es triple, 3 amperes. Sin embargo, cuidémonos de seguir utilizando dicha ecuación para aplicarle 10.000 voltios y esperar que fluyan 10.000 amperes, porque sabemos no sólo que la ley de Ohm dejará de cumplirse, sino que la mismísima estructura de nuestro sistema (el hilo conductor) colapsará. De manera análoga, el metabolismo de una célula se acelera en forma casi lineal cuando la temperatura pasa de 25ºC a 26ºC, a 27ºC... Pero sobre esta base no podríamos calcular el metabolismo que tendría a 100ºC. Nadie podría proponerle a un pobre gordo un método para adelgazar en podos días que implique inyectarle sustancias piréticas produciéndole una fiebre de 60ºC; mucho menos un supermétodo que prometa hacerlo bajar de peso en una horas subiendo su temperatura a 700ºC. Sabemos que le provocaríamos una crisis: morirá.

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