- En su novela clona parte del texto y ahora habla de recuerdos clonados o de poder repetirse para abarcar más campos creativos. Sin embargo, esas ideas tienen poco de científicas. Tienen más que ver con la copia o el desdoblamiento que con la clonación...
-Las verdades de un novelista son absurdas: durante el tiempo que la novela está en construcción uno accede y entiende una cantidad de mecanismos desconocidos hasta allí. Me pasó con la novela "El amor enfermo", que tuve que estudiar música clásica, o con "Auschwitz" para la que me interesaron temas raciales. Aquí tuve que leer y aprender sobre clonación. Sin embargo, a la distancia, ahora que pregunta y luego de haber escrito la novela, puedo contestar la cosa más estúpida a una pregunta cuasi científica, y hablar de clonación como si fuera un desdoblamiento, como usted dice. Como si me hubiera olvidado de todo lo aprendido. Más que clonarme, me encantaría tener un doble día, o triple. Por más música culta que escuche para poder escribir una novela, siempre volveré al pop.
- La clonación hasta ahora era un fenómeno que había tocado preferentemente el cine. ¿Hay una nueva literatura en torno al tema?
- La clonación es un fenómeno demasiado atractivo como para utilizarlo de base en ficciones. Algo así como aquello de que "la realidad supera la ficción". Está en un registro de "parque de diversiones" jugoso y raro. Un campo muy riesgoso del que espero haber salido con éxito. "El corazón de Doli" no es un libro sobre clonación sino un libro sobre los males y las satisfacciones que la clonación puede causar en las personas.
- ¿La clonación es la discriminación del futuro?
- Puede ser. Pero también podría verse así: el derecho a diferenciarse es el derecho supremo de la especie humana. En un mundo con gente repetida habría que encontrar los nuevos parámetros de diferenciación social. Vamos a vivirlo en el futuro.
El reportaje completo, acá. Por el periodista Marcelo Izquierdo.
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