El día 12/05/2004 el Dr. Gabriel Len me faxeó desde su oficina una nota de Sergio Olguín en Página 12. El texto va enumerando una ristra de mentiras absurdas sobre mí (casi como si yo fuera un ladrón de la literatura) para quedar bien con la Editorial Planeta, que en ese momento había perdido el juicio por el fraudulento premio literario que cobraron Shavelzon y Piglia en 1997. La nota apesta, es una chupada de medias a los grandes, con la esperanza, tal vez, de obtener algún hueso. Se titula “El Premio Planeta y la hipocresía”. Termina con esta frase:
“Pongamos las cosas en claro: ni Piglia es un delincuente, ni Planeta se comportó de manera distinta a las demás empresas organizadoras de concursos literarios, ni Nielsen es el Javier Castrilli de la cultura argentina. El fallo de la justicia (que en la Argentina, ya sabemos, es menos infalible que el Papa con traqueotomía) sirve para que periodistas hipócritas se rasguen las vestiduras y para que escritores mediocres sientan que no ganan porque hay una confabulación contra ellos y que sólo ganan los acomodados.”
Sergio Olguín acaba de recibir su paga bien merecida, por ser un empleado bueno y aplicado que siempre hace los deberes.
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