- ¿Tenés mascota?
Tuve una, un hámster mujer. La Coca Sarli. Era encantadora, comía fideos conmigo (yo hervidos, ella crudos), paseaba por mi cama, daba vueltas en su ruedita y dormía en el cajón de mis medias. Una vez destripó a un novio que tuvo, después de hacerle el amor en una pecera llena de virutas. Al año siguiente de ese episodio intentó suicidarse arrojándose de mi tablero de arquitecto; tuve que aprender a inyectarle calmantes para que durmiera y se curara. De esa vez quedó renga.
La puse en el cuento “Banderitas y globos”, que nunca publiqué en papel. Está colgado en alguna parte reciente de www.mandarinasdulces.blogspot.com . Puede leerse gratis.
Enterré a la Coca en un macetón que tiene un ficus llamado Yona Friedman. Después de la experiencia traumática de su muerte, ya no volví a convivir con nada que se moviera. Guardo su ruedita como una metáfora de mi trabajo de escritor: corro y corro sin jamás llegar a ninguna parte.
- ¿Cuál es tu "mascota literaria" favorita, si es que recordás una en particular?
Moby Dick.
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