28.7.09

CONSTRUCCIÓN DE UN CREYENTE / PABLO SZTULWARK

Hace ya muchos años, recién recibido de arquitecto, emprendí un viaje que me llevó hasta Florencia. En aquel momento viajaba con el entusiasmo del joven graduado que experimenta muchas de las cosas que estudió y vio en libros sobre historia de la arquitectura. Según recuerdo, una tarde fría y de intensa llovizna me encontré con una pequeña iglesia en la parte alta de la ciudad: San Miniato al Monte. Entré para conocerla y también para descansar y protegerme. La luz era tenue, producto de la manera en que se tamizaba por las aberturas y porque la luz del exterior también lo era. Además había gente recorriendo su nave central y el órgano producía una música que emocionaba. Yo, joven arquitecto, materialista y ateo, me estaba enfrentando a una situación espacial que estaba construyendo a Dios. Con esto quiero decir que, aquella tarde, entendí que en esa situación Dios existía, y que la arquitectura era el medio para que existiera, y además comprendí que la arquitectura era el modo de construir allí un creyente.

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