24.3.09

LOS FINALES / ADOLFO BIOY CASARES

El cuento de final a toda orquesta en el que yo he caído tiene algo falso. Hay una reacción justificada contra eso, pero hay que tener cuidado también de no dejar la sensación de: y bueno, ¿qué? El ideal es no subrayar demasiado las cosas, pero en el final hay que dejar que todo se entienda. Hay que saber decir sin subrayar. El cuento es una cosa que empieza, tiene un nudo y termina. Al no tener la terminación, vienen la insatisfacción y el desagrado. No hay que hospedarse en el muy hospitalario cuento sin final, hospitalario para el escritor porque no tiene que pensar demasiado. Es típico de escritor novato que nada llegue. Las cosas tienen que llegar, pero tampoco como las hacía llegar Poe: "Miren qué horror, aquí viene el fantasma". La palabra "horror" la tiene que poner el lector.

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