Honda tristeza de cuando vimos un bosque de hayas
a la orilla de la ruta.
¿Eran hayas?
Durante mucho tiempo he estado leyendo literatura rusa,
te dije.
Pasaba la cinta interminable del camino,
junto al supuesto bosque de hayas,
pasaba,
como hemos pasado nosotros,
y entre nosotros,
yo temía y pensaba,
me preguntaba, sobre todo,
por la tarde de esos días
-a las siete de la tarde
yo me volvía toda de ausencia,
y la pregunta refulgía
en ese momento
como hielo
y como un diamante
y amenazaba con cortarme-.
Me preguntaba entonces,
y cuando vimos las hayas
estuve preguntándome,
si entre nosotros,
era cierto,
ya,
lo que decían,
que entre nosotros
no quedaba nada.
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