Voy a trepar hasta la cima
para mostrar cómo es cuando uno está
destrozado, qué cosa se siente
si llevás una valija hecha con tu propia piel
y esperás sentado en un aeropuerto
un viaje que no sale;
cuando esté allá arriba me dirás
que esto era vox populi,
me dirás: ya te lo dije,
me dirás como cantó el poeta
al final la vida es pasarse sobre un muro
afilado de vidrio en la cornisa;
a mi mano ya no le interesa
atravesar tu pena y levantarte a mi lado;
estás enroscado ahí, lastimado
por dolores insulsos, vergonzantes
-yo en tu lugar tendría pudor
y una culebra en tu lugar se hubiera ahorcado-,
de echar al aire tu quebranto
al interlocutor desamparado
frente a la oscuridad de tus ojos:
te perdono lo que el amor jamás
te perdonaría; porque estoy arriba,
en la cima y aquí hay un vendaval
y no vuela ni un pájaro,
aquí es donde todos temen estar
y yo vengo tan señora y me quito la camisa.
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