No es ciencia, ni sabiduría. Es el precio
por sus ojos verdes: atravesar
tejidos hasta topar con algo sólido.
Como el miedo que se esconde
tras un puño siempre alzado.
Por las calles, quién lleva qué
en los bolsillos: un tumor,
un hueso roto. Muchas veces intentó
dirigir hacia dentro su mirada. Descifrar
su visión de bajezas y gusanos. En el interior
oscuro de su propio cuerpo descubrió una rata .
Se deshizo de ella, para ser pura.
Murió justo después.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario