¿Las mujeres que no hacen nada no tendrán la razón total? ¿No serán las poseedoras de la verdad? No hablo de las que se ocultan en rezar, de las monjas, que tampoco hacen nada pero que nadie critica porque supuestamente se sacrifican por la humanidad. He pensado en ser monja muchas veces, no por la humanidad, por mí simplemente. Tantos problemas resolvería en definir mi celibato y durmiéndome y acostándome a la misma hora, con ayunos dietéticos y con la misma ropa todos los días. Nada más que el hábito. El tiempo que pierdo en combinar el jean con las zapatillas, o los tacos. O la remera de manga corta, o larga. De escote en V o redondo. ¿Con escote o mejor con botones?. Sexy. No, con cierre. ¿Estampada o lisa?... ¿Y una vincha? ¿y del mismo color que la remera? ¿o quizás mejor sin vincha y una camisa?... ¿Un par de aros? ¿cuáles? ¿colgantes o chiquititos? ¿en una oreja sola o el par?¿de color o de plata? ¡Pero estoy demasiado cargada de cosas para la mañana!... Simplemente me ato el pelo y me pongo una extensión de cola de caballo larga. No, pelo suelto. Perdón... ¿Adónde voy?... A ninguna parte. Una mini. Hace frío, también unas cancán. ¡Cuáles! ¿Negras con pintitas? ¿rosas? ¿de lana?... Pero entonces no me pongo los tacos. Las medias.... Mejor me las saco. Me voy a poner el saco de feria americana porque quizás haga frío. ¿Y por qué no voy en jogging?... Los tacos quedan mal con el jogging. Entonces una mochila porque... ¿la cartera y el jogging? Genial, yo-guin (de yo-ga) con cartera de leopardo de cuero y tacos de punta. Modernidad, desinterés total en lo que me pongo luego de perder el día entero pensando qué me pongo. Todo es posible. Tal vez me quede en pijama, se me hizo muy tarde. Al final salgo, casi en bolas.
Todo esto es inmoral. Mi conciencia me lo repite. Hay gente que se muere de hambre, gente que no tiene qué comer. La angustia es tal que regalo toda mi ropa y salgo en busca de un nuevo pantalón que me haga sentir renovada. Y lo mas desdichado es que me siento renovada. Ese día me dicen “rejuveneciste”. No, retardado mental, es sólo el pantalón nuevo. Sé que soy una idiota sin remedio, por eso me como algo rico y pienso nuevamente que hay gente que se muere de hambre y por qué me voy a privar de comer algo ya que puedo hacerlo. Conciencia social.
¿Por qué no nací en una villa? ¿Por qué no soy analfabeta? No lo comprendo. ¿Una suerte o un castigo? Las luchas reales cotidianas de la mayoría de nosotras son luchas inútiles, por causas infames.
¿Las mujeres que no hacen nada no tendrán la razón total?
¿No serán las poseedoras de la verdad?
Hablo de las que no hacen nada, nada de nada. Mujeres que vegetan en conversaciones banales, que tienen empleada, paseador de perro, que hacen las compras por Internet, con babysitter (dos o tres), plata, marido, amante y fanáticas de por ejemplo un actor que jamás conocerán. Que gritan sin motivo, que lloran por idioteces, que se creen muy ocupadas.
Mujeres vacías.
Esas mujeres tienen la verdad. Tienen la razón.
Hay un hilo dental que nos une a todas…
(Extracto del libro “No somos perfectas”, ediciones Del Nuevo Extremo, batido por la Parapsicóloga Morisca: 18 minas bajo hipnosis vomitándonos la verdad y nada menos que la verdad más repugnante en 229 páginas por solamente treinta y pico de pesitos)
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