15.9.05

HIPÓDROMO

El novio de la joketta a la que le saqué fotos me saludó con un reproche.
- No viniste el martes, a Palermo.
- ¿Cómo entró tu novia?
- Ganó. Adiviná cuánto pagó.
Lo miré sin creerle demasiado.
- Dos –dije.
- Más.
- Tres.
Sonrió.
- Dieciséis –dijo, sobrador.
Le había apostado todo y se había hecho rico.
Cada vez estoy más seguro que los jugadores son como los pescadores. Los ves sacar piezas de hasta quinientos gramos. El tiburón de dos metros con cincuenta sale cuando no hay nadie cerca.

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