27.7.05

BRECHT / LA INFANTICIDA MARIE FARRAR

1
Marie Farrar, nacida en abril,
menor, sin señas particulares, raquítica, huérfana,
hasta el presente no fichada, dice haber
asesinado a un niño de la siguiente manera:
Que ya en el segundo mes intentó
en lo de una mujer que vivía en un sótano
abortarlo con dos inyecciones, que declara
fueron dolorosas. Pero no quiso salir.
Y a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

2
A pesar de ello dice haber pagado en el acto
lo convenido y desde entonces haber usado faja,
también bebió querosén con pimienta molida;
pero que todo eso no hizo sino provocarle diarrea.
Que su cuerpo se hinchó a ojos vista y que tuvo
dolores agudos, mientras lavaba los platos, muchas veces.
Ella misma, dice, aún no había dejado de crecer.
Que le rezó a la Virgen con mucha esperanza.
En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

3
Al parecer, las oraciones no dieron resultado.
También, era mucho pedir. Cuando se puso más gruesa
le daban mareos durante la misa. Sentía el cuerpo húmedo
de miedo, cuando se arrodillaba al pie del altar.
Sin embargo, mantuvo en secreto su estado,
hasta que finalmente la sorprendió el parto.
Pudo ocultarlo todo, porque seguramente nadie creía que ella,
tan sin gracia, hubiera caído en la tentación.
Y a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

4
Que ese día, según ella, muy de madrugada,
al lavar la escalera sintió que le clavaban
uñas en el vientre. El dolor la estremeció.
Y sin embargo, logró disimularlo.
Todo el día. Mientras cuelga la ropa
la cabeza le estalla: de repente se da cuenta
que va a parir y siente un gran peso
sobre el corazón. Sólo muy tarde sube al cuarto.
Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

5
La llamaron de nuevo cuando ya se había acostado:
había nevado y tuvo que barrer.
Así hasta las once. Aquel fue un largo día.
Recién entrada la noche pudo parir en paz.
Y dio a luz, así declara, a un niño varón,
a un hijo que era igual a otros hijos,
pero ella no era igual a otras madres,
esto quiero aclararlo sin ironía y sin mayor motivo.
En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

6
Dejémosla que siga relatando
lo que con ese hijo pasó
(dijo que no pensaba guardarse una palabra)
para que todos lo sepan y se ubiquen.
Dice que a poco de acostarse sintió intenso malestar,
sin saber qué podía ocurrir,
pues estaba sola, y que se forzó a no gritar.
Y yo a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

7
Con sus últimas fuerzas, dice que luego,
como su cuarto estaba helado, se arrastró
hasta el retrete y allí (no recuerda exactamente
en qué momento), sin más vueltas, parió
hacia el amanecer. Dice que entonces se sintió
muy confusa, y luego, ya medio congelada,
porque en el baño de servicio entra la nieve,
apenas tuvo fuerzas para alzar al niño.
En cuanto a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

8
Luego, entre el baño y la pieza –dice que hasta entonces
no había pasado nada-, la criatura
comenzó a gritar, eso la alteró de tal manera,
que la golpeó con ambos puños y con fuerza,
ciegamente, dice, hasta que se calló.
Luego de eso se llevó el cuerpito consigo
a la cama por el resto de la noche
y de mañana lo escondió en el lavadero.
Pero a ustedes, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

9
Marie Ferrar, nacida en abril,
muerta en prisión en Meissen,
madre soltera, sentenciada, quiere
mostrarles los sufrimientos de todas las criaturas.
Ustedes que dan a luz en limpias
camas de maternidad y llaman
“benditos” a sus vientres preñados, por favor
no condenen a los débiles perdidos
pues sus pecados fueron duros y su dolor fue grande.
Por eso, les ruego, se abstengan de condenar,
pues toda criatura necesita ayuda de todas las demás.

3 comentarios:

  1. Anónimo4:00 p.m.

    Gustavo:

    Hace tiempo vengo leyendo tu blogg y es realmente muy bueno. Es interesante y, sobre todo, poco común tener un contacto fluido con un escritor.
    Hoy escribo por primera vez porque me pareció interesante el texto (los otros también, jaja). Nosé bien cuál fue el objetivo que tenías en mente cuando lo subiste, yo escribo para el lado que yo lo tomé.
    Si bien creo que hay que tener en cuenta siempre las condiciones y la historia de la persona al juzgarla también me parece importante señalar que un acto no deja de ser "inmoral" (en sentido débil, sin fundamentalismos) o "reprobable" por más que la persona esté en condiciones desfavorables. De hecho muchas personas se encuentran en situaciones similares o aún peores y logran superarlas (y también se podrían hacer relatos con ciertos tintes y descripciones sentimentales opuestas a las que realiza Brecht). Lo que sí habría que tomar en cuenta son los atenuantes y en todo caso diferenciar agravantes pero que difícilmente permitan eludir un juicio "moral". Un saludo!

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  2. Saludos, Pepe, y gracias por leer.

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  3. Es una historia terrible. Me cuesta leerla entera, sólo lo hice de a retazos. Perdón pero no pude, por más que sea un relato de Brecht.

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