Cuando llegamos todavía estaba mi dibujo de Corbi en el
pizarrón. Con el uso diario que se le da a ese panel para marcadores, es un
milagro que haya durado una semana. Pero ahí estaba ella, la que ayudé a parir
(asistí a la madre perra el día en que nació, como si supiera veterinaria). La perrita
que vi crecer desde el día uno hasta unos años antes de que se fuera. Corbatita,
la que tenía una columna radial y comentaba libros y películas a ladridos. La
que había abierto una cuenta en el feis, estimamos que manejada por su madre humana.
Esa. La que desde ahora será la patrona de las próximas Clínicas de cuentos que
demos en el futuro. El milagro de la continuidad del dibujo lo amerita.
Bacanal, anoche. Pablo trajo picadas fiambreras, Pati sánguches
de pastrón, Fabiana triángulos árabes, Vicky brie y hummus egipcio, Alberto una
tortilla española, Mariano un vino. Lili, Fabián y Jonatan los dulces más
sofistiquetis. Yo llevé la legítima Olga, que a esta altura me sale de memoria.
Hubo muy buenos cuentos leídos por sus autores; los de las
chicas estaban más desordenados esta vez, pero con un gran potencial literario.
Traté de enfocar las correcciones en el tema formato cuando hizo falta, y en el
tema lenguaje cuando los formatos estaban bien. Juntos le inventamos un final terrestre a la historia de Pablo. Como dijo Fabián al irse: qué grandes cuentos hubo este
año. Yo agregaría: con la comida pasó lo mismo. Y con los vinos hemos mejorado
en calidad, además de la cantidad que tomamos en cada reunión. El cuento
profesional que leí fue “Las fotografías”, de la genial Silvina Ocampo. Se
nombraron también a Rolad Topor, a Raymond Carver, a Patricia Higsmith, a Samanta Schweblin y a Úrsula
K. Le Guin. Queda la publicación de las listas de textos de ficción o teoría que supimos citar, mi mulánima, algunas fotos, algunos párrafos de Borges que nos interesaron y miscelánea diversa, aquí y en Mandarina.
¿Habrá tercera temporada de la Clínica? Es temprano para
pensar en eso, por el momento le empezamos a apuntar a las vacaciones. Tal vez
recomencemos en marzo o abril. El grupo que armamos, este al que llegamos con
el amor y la amistad de años de trabajo, es bien hermoso. No solo lo digo yo;
lo dice cada invitado que vino a compartir sus saberes con nosotros, en el
Galpón. Todos se han sentido cómodos y bien recibidos.
¿De qué va la Yapa? Patricia y Lili me pidieron en algún
momento si podía hacer de invitado y hablar sobre mis propios cuentos, que no
suelo poner de ejemplo en las correcciones, un poco por pudor y otro poco
porque casi siempre encuentro a alguien que solucionó un conflicto narrativo
mejor que yo. Son esos que fui copiando en mi vida, mis maestros. Muchos y
buenos. Qué más puedo agregar. No sé si es correcto ponerme en el lugar del
estudiado, pero ya estamos en el juego. Prepararé café colombiano, invitaré con
un champán mendocino “María”, del Club Codorniú, y me dispondré a leer cuatro
inéditos del libro que estoy preparando para enviar al Fondo de Cultura Económica.
A la lectura van a asistir Moira Sanjurjo (prometió la torta de ciruelas Presidente;
suspenso, suspenso) y la vikinga Belu Wedeltoft (que prometió sacar las fotos).
Y todavía podemos hacerle lugar a algún invitado más, se escuchan sugerencias
entre los concurrentes. La hora de entrada es a las 20, como siempre, la hora
de salida la conversamos según vaya aconteciendo la velada.
Salió muy linda esta Segunda Temporada. Qué capos somos. Aplausos para nos.

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