Una de las últimas experiencias de Nicola Costantino como galerista la encontró interpretando parte de “El jardín de las delicias” de Hieronymus Bosch en un salón de arte del bajo porteño, con la fuente de la vida como centro. Alrededor ella creó un paisaje híbrido entre el célebre cuadro y su propia cabeza, con un coro de andróginos y un banquete de manjares.
Con el tiempo esta exposición se disparó hacia otros lugares.
Llegó en forma de coreografía a los subsuelos del Teatro Colón y en forma de
fuente real a las inmediaciones de un hotel de lujo en Puerto Madero. Digo
fuente real porque en el cuadro de Bosch es solamente dibujo, en la expo de
Nicola fue maqueta de fuente y en exteriores tenía que ser una fuente real, que
largara agua.
Uno de los inconvenientes que se le presentó, además de los
mecanismos de hidráulica, fue que en el cuadro la fuente aparece posada sobre
un islote de tierra, sin vaso. Y para el predio del hotel necesitaba uno.
Estudiamos el caso juntos y terminé diseñando un vaso moderno,
que mediara entre el barroco de El Bosco-Costantino y las líneas contemporáneas
del edificio. A mi juicio quedó muy bien, mírenlo ustedes. En los días que
vienen voy a mostrar los planos de todo el artefacto, más fotos de su armado.
Creo que les va a gustar. Ojalá.
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