29.3.24

GUILLERMO MARTÍNEZ / LOS SIGNOS DE ADMIRACIÓN

 “Hay que tener cuidado de mantener a raya los signos de admiración, porque estos signos dan la sensación fácil pero falsa de que pueden aumentar por sí solos el terror de una escena, o la sorpresa ante algo inesperado, o la intensidad de un clímax sexual. Incluso, arrastrados en esa facilidad, a veces se llega a creer que si se ponen dos signos de admiración podría incluso duplicarse esa clase de efecto. Esto en general no sólo no ocurre así, sino que los signos, por ostentosos, de inmediato sobresalen y le dan al relato un aire de ingenuidad de principiante. Con esa ingenuidad -y hasta con triple signo- se usaban en algunas novelas del pasado, por ejemplo al principio de Fantómas (1911):

 

- No es nadie [Fantómas]… ¡y sin embargo es alguien!

- Bueno, ¿y qué hace ese alguien?

- ¡¡¡Da miedo!!!”

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