"Con trece años leíamos cuentos en los recreos. Al principio eran de otros, hallados en antologías del horror de Bruguera libro amigo, Emecé o Ediciones De la Flor. Después fueron los propios. En todos los cuentos había muertos. Nos gustaba una revista cultural que se llamaba Oeste, y se vendía en las estaciones del tren Sarmiento. Empezamos a mandarle por correo nuestros textos, que pasábamos a máquina para disimular la letra infantil. La revista no hacía diferencia porque fuéramos niños; nos trataba como a verdaderos escritores, a Fernando y a mí. Me resisto a pensar que no se daban cuenta.
Crecimos y la vida nos separó, distanciándonos. Volvimos a
encontrarnos de grandes, en una tertulia de lecturas parecida a aquellos
recreos del comienzo del secundario. Leyendo cuentos de otros, cuentos nuestros
de nuevo. Con fantasmas, con trenes, parques y catecismos. Castelar: barrio,
mucho barrio. Los cuentos de Fernando que aquí podrán leer mantienen aquella
frescura infantil, pero pulida por los talleres literarios a los que acudió
para hacer más amigos. No se olvidó de la escritura. Tener oficios nuevos,
diferentes, no opacaron sus artes, ni las mías. Seguimos ahí. Estos buenos
cuentos son la prueba.
Pasen y vean." Gustavo Nielsen
Gracias querido maestro, no lo había visto. Es usted muy generoso.
ResponderBorrar